A lo largo de nuestra vida conocemos a miles de personas, pero sólo un puñado de ellas nos llama la atención, y sólo unas pocas acaban siendo nuestra
pareja. ¿Por qué escogemos a unos candidatos y no a otros? ¿Qué hace que una persona nos atraiga?
Son preguntas que han preocupado a los filósofos durante toda la historia, y a la psicología desde que nació como tal. Y, aunque parece un tema tan viejo como la humanidad misma, todos los años se publican
nuevas investigaciones al respecto.
Los estudios sobre el asunto están más o menos enmarcados en torno a
dos teorías principales:La
teoría evolucionista cree que nuestra elección de pareja se basa en
criterios puramente biológicos: buscamos a un compañero con el que tengamos más posibilidades de sobrevivir y reproducirnos. Es por esto que los hombres prefieren a las mujeres más fértiles (es decir, las más jóvenes y con mejores genes y, por tanto, más guapas) y las mujeres a aquellos hombres que garanticen la estabilidad de la familia –los más adinerados y comprometidos–.
La
teoría social cree que nuestra elección de pareja está guiada por procesos sociales, no biológicos. Según esta, las leyes de la atracción están guiadas por los roles que hombres y mujeres ocupan en la sociedad. Buscamos, por tanto, la pareja que nuestro
entorno social espera que encontremos. Según la psicóloga
Alice Eagly, una de las principales defensoras de esta teoría, las mujeres se sienten atraídas por los hombres con más dinero y poder porque la sociedad ha limitado su habilidad para tener dinero y poder, y no porque la biología les empuje a ello como piensan los evolucionistas.
Las leyes de la atracción más ampliamente consensuadasAunque entre los psicólogos hay fervientes defensores de cada teoría, la mayoría de los investigadores aceptan que en nuestro comportamiento influyen tanto aspectos biológicos como sociales y, por tanto, ambos planteamientos
no son excluyentes sino complementarios.
Como explica el doctor
Noam Shpancer, profesor de la Otterbein University, en Psychology Today, hay una serie de leyes de la atracción que han sido ampliamente estudiadas y aceptan la mayoría de psicólogos.
1. La ley de la familiaridad“El roce hace el cariño”, dice el refrán, y eso mismo piensan los psicólogos. Si no tenemos
contacto frecuente con una persona es imposible que nos enamoremos de ella y, mucho menos, que pensemos en ser su pareja. Cuanto más tiempo pasamos con una persona más posibilidades hay de que nos guste. También hay un refrán que dice que “donde hay confianza da asco”, y es cierto que algunas personas se enemistan según pasan más tiempo juntas, pero según Shpancer esto es sólo la excepción que confirma la regla.
2. La ley de la atracción físicaPor mucho tiempo que pasemos por una persona no nos gustará si no la encontramos atractiva. El físico influye, claro, y de manera determinante. La cruda realidad es que nadie está dispuesto a pasar sus días con una persona que considera físicamente repelente. Por lo demás, como explica Shpancer, la atracción física se rige por
leyes de mercado: “La mejor mercancía es la más cara, así que los compradores que no pueden ofrecer lo que se pide tienen que optar por lo que se pueden permitir. En el fondo, los ricos van en Mercedes, la clase media en un Toyota y los pobres cogen el bus. Pasa lo mismo con el atractivo físico, la gente más guapa acaba con otros que son muy guapos, los mediocres con los mediocres, etc”.
3. La ley de la personalidadLas investigaciones han identificado dos rasgos de personalidad que hacen a una persona particularmente atractiva: la
competencia, es decir, el nivel de inteligencia y habilidades sociales de una persona; y su
“calidez”, es decir, su capacidad para ser cercana y cariñosa. Si eres sabio y afectuoso ligarás con más facilidad.
4. La ley de la proximidadComo sabe todo aquel que ha tenido una relación a distancia, o las partes se juntan pronto o el noviazgo fracasará estrepitosamente. Lo habitual es que escojamos como pareja a
alguien que tengamos cerca, al que podamos ver sino a diario, casi, pues es lo más sencillo para ambas partes.
5. La ley de la semejanzaLos estudios no dejan lugar a dudas: nos atraen las
personas que son como nosotros. Es cierto que nuestra pareja no tiene porque ser exactamente igual, pero al menos tiene que compartir ciertas aficiones, valores e inquietudes. Si podemos elegir ente varias personas (como así hacemos todos) preferimos a alguien que tenga cosas en común que a una persona que sea muy distinta.
¿Cuán poderosas son estas leyes?
Estas cinco leyes operan por igual en hombres y mujeres, y son determinantes para elegir a los posibles candidatos, pero ¿cómo tomamos la decisión final? ¿Por qué algunas parejas nos duran meses, otras años y otras toda la vida?
Según Shpancer, “estas leyes sirven para elegir a los candidatos, pero
no funcionan en la selección final”. En su opinión, “la biología y el entorno nos empujan a ir a la tienda adecuada, pero no puede determinar qué vamos a comprar. Eso lo decidimos nosotros mismos. En la selección final interviene un
proceso interno subjetivo, oscuro y caprichoso, que no obedece necesariamente a los dictados de la razón, la evolución, la presión cultural y, ni siquiera, a nuestros planes e intenciones”.
fuente
estoy de acuerdo con el último párrafo, la cabra no siempre tira al monte ..