¿El atractivo es percibido de la misma forma por hombres que por mujeres?
La belleza está en los ojos del que mira. Un refrán para el que la ciencia no puede estar más de acuerdo. Sin embargo, ¿cuál es la profundidad de esta afirmación? Según un nuevo estudio llevado a cabo por la Universidad Autónoma de Madrid (España) y publicado en la revista
PloS One,
el atractivo es percibido de forma distinta por hombres que por mujeres.
A pesar de que
la simetría facial (un rasgo antropométrico por excelencia de la belleza) es percibida tanto por hombres como por mujeres como un rasgo atractivo, la percepción general del atractivo encuentra una división por género. Así, los científicos quisieron explorar la relación entre lo que los hombres y las mujeres por separado encuentran como atractivo, relacionándolo con diferentes características faciales. Para ello, contaron con la participación de
266 estudiantes universitarias con edades comprendidas entre los 18 y los 30 años y por otro lado, 44 hombres heterosexuales.
Establecieron
cuatro rasgos fundamentales: la asimetría facial fluctuante (la desviación de la simetría bilateral), la medianía facial (la cercanía de un rostro a la media de la población), el dimorfismo sexual (la feminidad del rostro) y la madurez facial (la juventud). Con estos cuatro parámetros se pidió a las voluntarias que miraran directamente a una cámara de fotos con una expresión lo más neutra posible. Luego, tuvieron que estimar su propio atractivo físico en una escala del 1 al 7 (siendo 1 el más bajo y 7 el más alto).
Más tarde, se pidió a los participantes masculinos del estudio que
evaluaran el atractivo de las fotografías de las mujeres en una escala de 1 a 10 (donde 1 era la puntuación más baja y 10 la más alta).
Los resultados revelaron que
los rasgos faciales influían de forma independiente respecto al atractivo percibido por uno mismo y al atractivo detectado por los demás así como por el género del participante. Así, por ejemplo, para los hombres, la percepción del atractivo físico de las mujeres se veía afectada por la madurez y la medianía facial sobre las demás características. Esto es, los hombres prefieren los rostros con formas más cerca de la media de la población, por lo que, al calificar el atractivo facial de las mujeres, los hombres conceden menos importancia a los rasgos faciales que distinguen a una mujer de un rostro masculino (por ejemplo, unos labios gruesos), que a los rasgos faciales que evidencian juventud.
“Nuestros resultados muestran que la asimetría fluctuante facial está relacionada tanto con la percepción subjetiva como el atractivo masculino”, explican los autores.
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