Lo que parece una costumbre habitual en cualquier casa de vecino, entraña
un enorme riesgo para nuestra salud, según la Agencia de Normas Alimentarias de Reino Unido (
Food Standards Agency, FSA).
La FSA advierte que lavar el pollo antes de cocinarlo, ya sea al horno, sartén o cualquier otro método de cocción, aumenta el riesgo de
extender la bacteria campylobacter en la ropa, las manos o equipamiento de cocina,
al salpicar el agua mientras lo enjuagamos.
Esta bacteria, según la FSA,
es la forma más común de intoxicación alimentaria en el Reino Unido, ya que 4 de cada 5 casos de intoxicación alimentaria está provocada por el pollo contaminado. Las personas afectadas suelen tener
vómitos y diarrea y, de forma menos común, el síndrome del intestino irritable e incluso el síndrome Guillain-Barré.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la campylobacter
es la causa más común de gastroenteritis, una infección cada vez más común en los países desarrollados. Para evitar esto,
la FSA recomienda cocinar el producto bien como mejor método de acabar con las bacterias.
“Aunque la gente tiende a seguir las prácticas recomendadas para manipular las aves, tales como lavarse las manos después de tocar el pollo crudo y asegurarse de que esté bien cocido, nuestra investigación ha encontrado que lavar el pollo crudo es también una práctica común. Por eso
estamos pidiendo a la gente que deje de realizar esta práctica”, afirma Catherine Brown, directora ejecutiva de la FSA.
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