La mayoría de las personas adictas al sexo son hombres, de entre 25 y 50 años, de clase media y con pareja, según se ha analizado en las Jornadas Nacionales de Salud Sexual de SEMERGEN, celebradas en Valencia.
El perfil del adicto al cibersexo es un hombre (80 por ceinto de los casos) de clase media y alta,
entre 25 y 50 años y con relación estable (50 por ciento de los pacientes). El riesgo de esta adicción es que, a pesar de ser cibernética, afecta directamente la vida de la persona, como toda Enfermedad crónica.
Comienza por la salud mental, asociada a trastornos depresivos y ansiosos, consumo de sustancias de abuso y de ansiolíticos, y sigue con el nivel familiar hasta llegar al
conflicto con la pareja y deterioro relacional con los hijos. Incluso, según ha señalado el sexólogo Joan Vir, miembro del Grupo de Trabajo de Sexología de SEMERGEN y coordinador de Espai Terapèutic en Palma de Mallorca, puede llegar al mundo laboral:
menor rendimiento, y hasta la posibilidad de perder el puesto de trabajo, y a líos judiciales, si se involucra en asuntos delictivos.
Un problema fuera de control''El sexo es el instinto primario más poderoso del ser humano y hay personas que quieren conseguirlo ya mismo'', ha asegurado el doctor Vir, en las
Jornadas Nacionales de Salud Sexual de SEMERGEN (Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria), celebradas recientemente en Valencia. ''La recompensa sexual a través de chats eróticos o webs porno gráficas es inmediata, sin esfuerzo previo y a la carta. Se puede dar paso a las más osadas fantasías, no hay límites. El sexo a través de Internet es el juguete sexual más potente jamás conocido''.
Esta adicción se expande gracias a las facilidades que provee el mundo digital, tanto de acceso como de anonimato. Sin embargo, el grado de satisfacción puede disminuir hasta crear frustración. ''Inicialmente puede resultar excitante'', ha dicho el doctor Vir. ''Hasta avanzado el proceso, no se tiene conciencia de problema y menos aún de su gravedad, por lo que a pesar de las interferencias en la vida diaria, como conflicto de pareja, deterioro de las relaciones sociales, abandono de actividades lúdicas o problemas laborales, se prosigue con las conductas adictivas hasta que están fuera de control''.