explorar cuevas, descender barrancos y subir al pico más alto de España Lo
primero que hay que hacer cuando uno llega a Tenerife es presentar
nuestros respetos al Teide. Para ello hay que coger la carretera general
de La Esperanza (C-824), que se adentra en la isla desde la altura de
San Cristóbal de La Laguna. Es un recorrido de una hora, por un camino
con muchas curvas y por el que transitan bastantes ciclistas.
El trayecto se alargará porque, tras pasar el Km 26,
hay que detenerse en los miradores de Chimague y Chipeque.
El primero nos muestra las panorámicas del sur, y desde él podemos ver
Gran Canaria y el mar de nubes sobre el valle de Güímar, un fenómeno
que, visto desde abajo recibe el curioso nombre de panza de burro. Desde
Chipeque nos encontramos con el Teide al fondo, dominando la vertiente
norte, y el valle de la Orotava, con sus diferentes tonos de verde que
identifican las áreas donde crece el pino autóctono, el foráneo y las
plataneras.
Al ascender el paisaje cambia. Los pinos son sustituidos por rocas y piedras. Entramos en el
Parque Nacional del Teide,
un lugar que poco sabe de agua, pues aquí solo llueve una media de 15
días al año. Por eso se considera un desierto de alta montaña. En él nos
encontramos variedad de paisajes que dan cuenta del agitado pasado de
este terreno volcánico.
Hay que hacer un alto y pasear por este
lugar dominado por una amalgama de colores procedente de diferentes
tipos de roca: malpaís, obsidiana, piedra pómez, cenizas, picón… Parece
sacado de una película pero en este caso ocurre al contrario: ha sido el
cine el que ha copiado el escenario. Si has visto Furia de Titanes
seguro que reconoces estos paisajes.
Dormir cerca del cielo Al Teide –la montaña que los aborígenes identificaban con el infierno– se sube en teleférico
(Entrada: 25 euros). Puedes reservarlo por Internet e informarte de los
horarios, aunque lo mejor es madrugar para evitar las colas, sobre todo
en temporada alta, o elegir la tarde, donde hay menos gente y podremos
ver la espectacular puesta de sol.
çUna vez en la cabina es hora
de ponerse algo de abrigo pues en la cumbre la temperatura baja y hay
bastante viento. Desde la estación de llegada se pueden seguir diversos
itinerarios a cual más espectacular. Si estás fuerte como un guirre,
como dirían los tinerfeños, puedes intentar subir al Pico del Teide. Y
el remate sería quedarse en el refugio de Altavista, desde donde se
organizan cursos de astronomía y podrás ver amanecer al día siguiente:
algo que tendrás grabado para siempre.
Los pinos y el agua El
pino canario es una especie endémica que, junto a la orografía de
Tenerife, es el responsable de que ésta fuera la isla más deseada por
los colonos: aquí hay agua. Al llegar a Tenerife, los vientos alisios se
encuentran con las murallas de piedra de los antiguos volcanes y dejan
aquí el agua.
Los pinos, que pueden colonizar la lava reciente,
están también adaptados para condensar la bruma, con unas acículas más
largas y en haces de tres (en lugar de dos, como el resto de las
especies), por lo que atrapan el agua y la conducen a los acuíferos. Se
calcula que un solo pino libera al año unos 200 litros de agua al
subsuelo… ¡Y hay unas 40.000 hectáreas de bosque!
Uno de ellos es
Garachico.
Fue el puerto más importante de la isla hasta 1706, cuando el volcán de
Trevejo sepultó media ciudad bajo la lava. El municipio, que regulaba
el tráfico de América y había acogido a los más ricos comerciantes y las
grandes partidas de vino malvasía que se exportaban a Inglaterra, pasó a
segundo plano frente a la ciudad de Santa Cruz.
Garachico ha
tenido que lidiar con maremotos, aluviones de tierra, incendios y
erupciones, pero hoy es uno de los lugares más pintorescos y con más
encanto de toda la isla. Reserva tiempo para darte un baño en sus
piscinas marinas naturales y recorrer sus calles. Visita también el
Centro Artesanal El Limonero,
el antiguo lugar de trabajo de los artesanos del pueblo, con caladoras,
ceramistas, floristas y pequeños artistas que trabajan el cristal o
elaboran puros. Hay productos típicos y tradicionales, además de
propuestas gastronómicas como los deliciosos plátanos con yogur y con
chocolate (5,75 euros la caja). Los más golosos deben pasarse por
Buenavista del Norte y visitar El Aderno,
un obrador de pastelería tradicional pero también innovadora. Si te
gusta el chocolate no te pierdas el mousse Teide: un pastel con forma de
volcán hecho de chocolate negro y maracuyá con crujiente de praliné
(1,95 euros).
El salto del pastor Otra
tradición que te llamará la atención es un método inventado por los
habitantes que vivían en las montañas, generalmente pastores, para
salvar fácilmente la orografía del terreno. Así nació el salto del
pastor, que no solo existe en Tenerife, sino en otras islas canarias.
Valiéndose de una pértiga de madera de haya finlandesa (el pino canario
está protegido) untada con sebo de cabra y acabada en punta metálica
(regatón o puya), esta gente recorría el territorio brincando de risco
en risco.
Hoy, los pastores enseñan la técnica y existe una Federación de Salto del Pastor
que se encarga de salvaguardar la tradición. Para ver una demostración
puedes informarte en las oficinas de turismo, en la Federación o
contactar con alguna empresa de turismo activo.
La cueva del viento Con sus más de 17 kilómetros de longitud, la Cueva del Viento
es uno de los tubos volcánicos más grandes de todo el mundo. Para verla
hay que reservar en el Centro de Visitantes (hazlo con antelación, pues
el número de visitas es limitado y con solo 14 personas en cada grupo).
Los paseos son guiados y, además de recorrer parte del interior del
complejo subterráneo, se camina por sus alrededores, en el exterior,
donde nos explicarán los tipos de coladas volcánicas y el papel que
tienen en el fenómeno del vulcanismo. Toda una lección práctica del
mundo de los volcanes durante dos horas y en plena naturaleza. Precio
adultos: 15,30 euros; niños de 5 a 14 años: 5,10 euros.
Si lo que quieres es sentir bajo tus pies el suelo volcánico, una buena opción es realizar el descenso del
Barranco de Masca.
Lleva agua, poco peso a la espalda, calzado adecuado y prepárate para
sorprenderte en un recorrido de tres o cuatro horas por uno de los más
antiguos puntos geológicos de la isla.
Te recomendamos que lo
hagas con un guía, tanto por seguridad como porque así aprenderás mucho
sobre el pasado de Tenerife, la peculiaridad de este terreno y su
biodiversidad.
Podrás ver el interior de un volcán –con sus
chimeneas de lava petrificada, enormes paredes de piedra de colores,
cuevas, salientes…– junto a riachuelos y vegetación típica de la zona:
cardones, tabaibas, agave o malva del risco. El barranco desemboca en
una playa de enormes piedras negras. La bajada es dura y cuando el mar
aparece ante nuestros ojos se siente una alegría inmensa. Hay quien
vuelve a subir a pie, pero te recomendamos que tomes un barco-taxi de
los que encontrarás en el embarcadero (unos 20 euros. Puedes dejarlo
acordado el día anterior). Otra opción es alquilar un barco para ver
delfines y otros cetáceos. Junto con un refresco es la mejor de las
recompensas…
Gofio, vino y ballenas Cerca
de Masca, en el caserío de El Palmar podrás comprar gofio en un molino.
Aquí se celebra la curiosa fiesta del Baile de las Libreas, un rito que
se remonta al siglo XVII en el que se representa la lucha entre el bien
y el mal con bailarines vestidos de mujer.
Para sacar todo el
provecho del Tenerife más salvaje y natural es recomendable contactar
con algunas de las numerosas empresas que ofrecen actividades de
aventura. Teno Activo es una de
ellas, con propuestas como descenso de barrancos, kayak de mar, buceo,
parapente, observación de cetáceos, etc., además de organizar a la carta
cualquier propuesta de grupo.
El Cardón Naturexperience
es otra de las más recomendables. A diario propone actividades como el
parapente biplaza, buceo, espeleología o alquiler de bicicletas y, en
días prefijados, realiza salidas temáticas como la Ruta Tradiciones de
Teno o Delicatessen Tenerife. Ambas empresas están en Buenavista del
Norte y el precio medio ronda los 30 euros por persona. Durante una
escapada como esta, en la que aprenderemos mucho sobre volcanes,
geología y minerales, verás que todo eso también tiene su reflejo en la
gastronomía, especialmente en lo que a la producción vinícola se
refiere. El suelo volcánico y las particulares condiciones ambientales
de la isla producen unos vinos diferentes a los de cualquier otro lugar,
así que no hay que irse de aquí sin probarlos.
Erotismo y enología Bodegas Monje
es uno de los establecimientos que más apuesta por el enoturismo con
actividades como visitas guiadas, talleres de cata o degustaciones de
platos tradicionales. Y una vez cada tres meses, su Wine&Sex:
noches temáticas con el vino y lo afrodisíaco como hilo conductor.
Sensualidad, productos eróticos y espectáculo desenfadado, todo ello
regado con estos vinos de la D.O. Tacoronte-Acentejo. Desde 50 euros.
Cómo llegar Entre las compañías que vuelan a Tenerife, Air Europa
ofrece rutas directas desde Madrid, Asturias, Barcelona, Bilbao,
Málaga, Santiago de Compostela, Sevilla y Valencia. Según la temporada,
el billete cuesta desde 90 euros i/v.
Vueling conecta Barcelona, Bilbao, Mallorca, Málaga y Sevilla con Tenerife desde 50 euros el trayecto.
Por su parte, Iberia ofrece vuelos directos desde Madrid, a partir de 159,14 euros i/v.
Dónde dormir Hotel Rural La Quinta Roja (Glorieta San Francisco, s/n. Tél. 922 13 33 77). Uno de los referentes
históricos de Garachico, la casona de los Marqueses de La Quinta Roja
es hoy un hotel con encanto. Disfruta de su patio con galerías de madera
de tea, el sonido relajante de su alberca –proveniente del derecho de
uso de un manantial de montaña– o los salones que dan al patio. Doble:
desde 100 euros, con desayuno.
Parador de Turismo de las Cañadas del Teide (Las Cañadas del Teide, s/n. La Orotava. Tél. 922 37 48 41) es la única
edificación que encontraremos dentro del mismo Parque Nacional del
Teide. Su interior recrea el ambiente de una casa de alta montaña. Doble
con desayuno: desde 120 euros.
Dónde comer Mesón del Norte (Ctra. Buenavista-Masca, 1. Las Portelas. Tél. 922 12 80 49). Platos
locales, abundantes y contundentes en este restaurante lleno de color y
aires rústicos, ubicado en el Parque Rural de Teno y cuya cocina ha sido
galardonada en numerosas ocasiones. Hay que probar el queso asado con
mojo, las garbanzas, el cherne encebollado, la carne de cabra y el
conejo en salmorejo. Menú tradicional: 20 euros.
Bodegas Monje (Camino Cruz de Leandro, 36. El Sauzal. Tél. 922 58 50 27). Además de
buen vino, Bodegas Monje tiene uno de los mejores restaurantes del norte
de la isla y, encima, con vistas. Prueba la crema de verduras con gofio
y el cerdo negro canario asado al horno de leña, que es su
especialidad. Precio medio: 25 euros.
Información Turismo de Tenerife .
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