el misterio de la casa Winter

La casa de los Winter, en Cofete, permanece en el imaginario colectivo de los majoreros como uno de los mayores enigmas de Fuerteventura y, mientras tanto, sus custodios viven entre unas ruinas que se desmoronan. Envuelta en la leyenda y protagonista de novela, decenas de turistas merodean cada día por los aledaños del palacete.

Un lugar para soñar y llenar la cabeza de mil fantasías imbuidas por hechos históricos reales, la casa de los Winter, hoy propiedad de Lopesan, se convierte en uno de los mayores enigmas que, en los últimos 50 años, han recreado en el pensamiento de los majoreros todo tipo de leyendas que, en la mayoría de los casos, rozan la inverosimilitud.





Desde bases submarinas en la costa, que conectan con la casa a través de túneles secretos, hasta prostíbulo para los oficiales alemanes durante la II Guerra Mundial, la casa de los Winter ha permanecido desde entonces en el imaginario colectivo como uno de los misterios mejor guardados de Fuerteventura.

Más allá de misterios y leyendas, la mansión de Cofete no es hoy más que una ruina romántica y desoladora en medio de la belleza del barlovento de Jandía, resguardada por el cuidado de Pepe, Rosa y Agustín Mato, tres hermanos herederos del trabajo de sus progenitores que, hace más de 30 años, emprendieron la tarea de guardianes del misterio de los Winter.

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Cuentan los pobladores de la zona, que la casa de los Winter y sus terrenos colindantes, antiguamente propiedades de la condesa de Barcelona, pasaron a manos de los alemanes después de dejar en la estacada a los medianeros de la zona, que, desde tiempos inmemoriales, habían vivido generación tras generación de la agricultura y la ganadería, razón por la que esperaban alguna generosa y merecida concesión por parte de los acomodados propietarios, pero nada más lejos de la realidad.


Estremecedora imagen la de una mansión hecha añicos que todavía deja entrever la majestuosidad de antaño y la estirpe burguesa de sus inquilinos que, según los ancianos del pueblo, apenas utilizaban durante cortos periodos vacacionales, ya que la familia Winter en realidad vivía en Las Palmas. Amplios salones con terraza señorial, grandes hornos de cocina, un patio central espectacular y una torre que corona las mejores vistas de 14 largos kilómetros de arena blanca, terminan de conformar las características del edificio.




Ni siquiera el popular literato, Alberto Vázquez Figueroa, pudo resistir la tentación de escribir una novela sobre las historias que se vivieron entre los muros de este pequeño palacete. Todavía hoy, se cuentan por decenas los turistas que todos los días se acercan a esta vieja morada para intentar averiguar algún dato que corrobore las teorías fantásticas que se han ido forjando desde su construcción.

Y, mientras la leyenda sigue creciendo, sus ruinas se desmoronan bajo las miradas atentas de La Zarza y de Oreja de Asno.


he estado allí, no se puede acceder dentro, pero yo sí lo he hecho, ya contaré como fué...

La pena de estos sitios,es que se dejan perder,porque pertenece a alguien que no quiere invertir en restaurar.Seria mejor que se cediera,y se pudiera restaurar.Sobre las leyendas,seguramente sean eso,leyendas.

Por lo visto está en ruinas, que pena que se deje perder, tal vez el propietarío esté arruinado

Estas casas viejas,suelen tener el mismo problema.Están deterioradas,y a menos que alguien se la quede,arregle los desperfectos y la use para algo que de dinero,acaban cayéndose a trozos.Es como muchos castillos que hay por ahí.Vale mucho dinero la reparación y a nadie le interesa.Habría que saber que tal esta esa zona,porque podrían convertirlo en un hotel o algo así.

Es una larga historia lo que encierra esta casa. De todas formas tiene propietario, el hijo Winter que no vive en la isla. Yo he visto la casa por dentro y está fatal, incluso en muchas habitaciones se cae el suelo. Seria más barato tirarla al suelo y hacer otra igual, que reconstruir esta. Actualmente está un inquilino que la vigila, un tipo algo peculiar, digno de una novela de terror y solo usa una de las habitaciones de abajo, junto a un patio interior que hay unos cuantos plataneros. Desde uno de los enormes balcones que tiene la casa se pueden divisar los catorce o quince km de playa virgen, un espectáculo increible lo que alarga la vista. Es uno de los lugares más hermosos del planeta.

Coño,si el tío es raro,aun como deja entrar a la gente.Es una pena que estos sitios se caigan a trozos.El templo budista de Garraf,es un caso parecido.Una casa señorial,que se caía a pedazos,y que se ha medio restaurado porque vive esa gente ahí.Si no,estaría en el mismo estado.Da un poco de pena,porque se podría usar de hotel si no esta demasiado lejos,y mas si dices que se ve la playa.Donde vivo,hay una casa muy grande en el casco antiguo,que es propiedad del ayuntamiento,y hará un año o dos,se derrumbo el tejado porque no lo habían mantenido.No se como estará ahora,pero seguro que se ha destrozado bastante.Eso si,han hecho un comedor social,que se usa de oficinas y siempre esta cerrado.

amí meda yuyu.Kkieres ktediga

Respeto sí da un poco