Existen cientos de mitos y leyendas relacionados con extrañas
luminarias nocturnas. Pequeñas luces, destellos y llamas que
aparentemente no responden a las leyes de la física conocida por el
momento. De entre todas ellas, quizás las más antiguas sean los fuegos
fatuos, unas fugaces luminiscencias que aparecen en cementerios y zonas
pantanosas relacionadas con la inflamación espontánea de ciertas
materias, pero que en algunos casos, parecen retroceder ante la
presencia de observadores.
La espontaneidad y la corta duración de estas luminiscencias las
convierten en algo prácticamente imposible de captar en imágenes, lo que
aumenta su halo misterioso y enigmático que, desde los primeros
reportes hace ya muchísimo tiempo, no ha hecho más que aumentar ante la
falta de una respuesta científica a este fenómeno.
Las teorías son muchas y variadas y van desde la inflamación espontánea
de sustancias animales o vegetales en descomposición, fósforo y gases
como el metano, organismos bioluminiscentes, o simplemente el brillo de
las sales de calcio presente en las osamentas.
Ciertamente, ninguna de estas teorías explica el porqué las azuladas
llamas parecen tener cierto patrón de movimiento, mantener su forma y
tamaño durante varios minutos e incluso desplazarse contra el viento.
Para los gases se necesitaría una fuente de ignición, los organismos
bioluminiscentes difícilmente podrían adoptar la forma y características
de una llama, el fósforo no suele tomar los tonos azulados asociados a
los fuegos fatuos y las osamentas, por norma general, tampoco forman
llamas y suelen estar enterradas…
Otras teorías relacionan el fenómeno con la electricidad y su
aparición espontánea cuando se dan ciertas condiciones climatológicas y
geológicas. Según reza la wiki: los profesores Derr y Persinger, y por
Paul Deveraux. Derr y Persinger propusieron la teoría de que las luces
terrestres pueden ser generadas por la tensión tectónica, que calentaría
las rocas vaporizando el agua que contienen. Las
rocas piezoeléctricas como el cuarzo producen así electricidad, que es
conducida por esta columna de agua vaporizada hasta que alcanza la
superficie, apareciendo como luces terrestres. Esta teoría implicaría
que la mayoría de las luces terrestres se dan en lugares con tensión
tectónica. De ser correcta, explicaría por qué tales luces suelen
comportarse de forma errática e incluso a veces aparentemente
inteligente, desafiando a menudo las leyes de la gravedad.
Por último queda la explicación más antigua, la que viene dada por
mitos y leyendas del folclore europeo que relacionan directamente los
fuegos fatuos con motivos menos terrenales y científicos. Según algunas
leyendas, estas extrañas luces son fruto de espíritus malignos que
intentan desviar a los viajeros de su camino. En otras se dice que son
los espíritus de niños sin bautizar o nacidos muertos que danzan con su
luz entre el cielo y el infierno. Otros mitos, más románticos, las
relacionan con hadas del bosque o personajes y criaturass un tanto oscuros.
teji