Parálisis del Sueño: La agobiante sensación de que no puedes Despertar
La parálisis del sueño, las alucinaciones y el cataplexia son estados bien conocidos asociados a otros desordenes del sueño como la narcolepsia. Sin embargo, la parálisis del sueño con sueños alucinógenos puede también producirse de forma aislada. Se trata de un fenómeno aparentemente muy frecuente pero del cual no se habla nunca.
Estas experiencias de parálisis pueden producirse sea cual la posición del cuerpo, pero ocurren lo más frecuentemente cuando se extiende el durmiente completamente sobre la espalda. Un miedo intenso es habitual, pero a veces otras fuertes emociones (así como la tristeza o el enfado), se manifiestan. A menudo, una sensación de presión sobre el pecho dificulta la respiración.
Se presentan a menudo sensaciones de flotación y algunas personas viven experiencias incluso extra corporales(OBE). Algunos experimentan una presencia en la habitación, cerca de la cama, o incluso en ésta con ellos. Esta presencia parece incluso a veces diabólica. Sucede que el durmiente se sienta atacado, quizá por estrangulación o sofocación. Algunos mencionan incluso ataques sexuales imaginarios. Las alucinaciones pueden presentarse bajo estas distintas formas y de otras aún.
Un reciente recorte de prensa de la agencia Reuters sugiere que 2 de cada 100 personas sufren de una determinada forma de parálisis del sueño al menos una vez al mes. La cantante Sheryl Crow, en la entrevista que dio a ABC News declara que sufre de este desorden. Explica que hay a menudo un momento en el cual “uno está seguro de que se va a morir”.
¿Cómo tratar la parálisis del sueño?
Probablemente de la misma forma que los otros desordenes del sueño. Tener una buena higiene del sueño y evitar las situaciones estresantes. Esto puede ser imposible para ciertas personas. Veamos entonces formas de escapar a la influencia de la parálisis del sueño.
El mejor remedio es esforzarse en moverse, aunque eso consista en mover el meñique solamente. Es a menudo suficiente para acabar. ¡Si es posible, grite! Puede ser que su compañero/a de habitación no lo oiga, pero es mejor que aguantar una larga y angustiosa experiencia. Si no funciona nada, entonces pida ayuda a un profesional. Existen medicinas que pueden ayudarle.