Túnez es conocido por sus paisajes desérticos y exóticas costumbres, sin embargo, existe aquí también una ciudad que por décadas, ha despertado la fascinación de todo aquel que la ve.
Se trata de Matmata, una urbe subterránea cuyos orígenes son inexactos, a no ser por los mitos que de ella se han transmitido de generación en generación.
Esta pequeña ciudad, se caracteriza por tener múltiples casas en forma de cuevas, literalmente excavadas en las paredes de enormes fosas en la tierra. Juntas, forman una intrincada red de pasadizos y escaleras; en algunos pasajes no es posible entrar, a menos que se haga mediante una escalinata de hilo o cuerdas para escalar.
Es increíble pensar en como solía vivir la gente aquí, hace siglos.
Los primeros registros orales de Matmata se remonta hasta los tiempos del Imperio Romano, cuando según las historias, un par de tribus de Egipto viajaron hasta esta región del sur de Túnez, caracterizada hasta hoy por su cultura bereber.
Esto habría acontecido tras acabar alguna de las guerras Púnicas, y los viajeros contaban con permiso para exterminar a todas las personas que encontraran en aquellas tierras. Fue por eso que sus habitantes tuvieron que dejar sus casas y construir refugios bajo tierra, de los que salían para asesinar a los extranjeros.
Tal es el mito que ha persistido hasta hoy y que podría explicar perfectamente, el tipo de arquitectura que se observa en Matmata.
Para cavar las casas, se abrían agujeros de gran extensión y profundidad en el suelo, en cuyo perímetro se zanjaban las habitaciones, con sus puertas y ventanas. Algunas medían hasta 13 metros de diámetro.
De la ciudad no obstante, no se supo nada sino hasta 1967. Tiempo después se popularizaría por ser usada como uno de los escenarios para la película Star Wars.
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