Los terremotos provocan catástrofes que, en gran parte, podrían evitarse aplicando criterios de edificación antiterremotos o sismorresistentes. ¿Cómo debe ser una casa para que aguante terremotos altamente destructivos?
Chile, Japón, California o Nepal son algunas de las zonas “calientes” en cuanto a movimientos de tierra. Sin embargo no en todos sitios un terremoto similar, de igual intensidad y profundidad provoca los mismos muertos y heridos. El secreto reside en la manera de levantar los edificios para que no se derrumben ante posibles sismos. ¿Qué características deben tener los edificios para que sean lo más resistentes posibles? Estas son las más importantes según los especialistas:
Altura. Evidentemente la altura del edificio es uno de los factores esenciales en la resistencia a los terremotos. De hecho, en ciertas ciudades los reglamentos limitaban la altura de los edificios, aunque en la actualidad se tiende más a valorar su altura en función de la calidad del diseño arquitectónico.
Simetría. Un edificio es simétrico respecto a dos ejes en planta si su geometría es idéntica en cualquiera de los lados de los ejes. Que un edificio no sea simétrico aumenta la posibilidad de que se produzca una torsión en su planta, haciéndolo más vulnerable ante un terremoto.
Distribución de masas. Los especialistas recomiendan la uniforme distribución de las masas que conforman el edificio tanto en planta como en altura, cambiando en función de las distintas zonas y alturas en base a la rigidez.
Estructuras rígidas en planta. Aunque pueda parecer una afirmación de Perogrullo, es evidente que la mayor cantidad de muros estructurales en la base, mejora también la estabilidad y resistencia frente a un movimiento sísmico.
Distribución de puertas y ventanas. La simétrica distribución de los elementos de apertura de las viviendas son esenciales para aumentar la resistencia del edificio al colapso, así como un tamaño acorde al resto de la estructura, no debiendo superar más de la mitad del muro.
Calidad de los materiales. Otro de los factores esenciales a la hora de medir la resistencia al derrumbe de los edificios es la calidad de los materiales. La buena calidad de la construcción mejora la capacidad de absorción de energía en el movimiento sísmico. Los expertos coinciden en la importancia del hormigón armado y el acero para que el edificio se pueda balancear sin llegar a caerse.
Cimentación. Los cimientos son clave en la flexibilidad y aguante de los edificios. Cada suelo tiene una cimentación específica tanto en profundidad, forma y tamaño, por lo que es esencial un estudio del terreno previo a la construcción del inmueble. Una correcta actuación en este aspecto permite reducir las deformaciones y esfuerzos que sufrirá el edificio durante el sismo.
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