Aunque se comercializa masivamente en todo el mundo el atrapasueños es un objeto originario del pueblo
ojibwa, uno de los pueblos nativos más grandes de América del Norte. Está compuesto por un aro circular sobre el que se teje una red en forma de tela de araña y se suele decorar con plumas y cuentas. Para algunas personas es considerado un amuleto con propiedades mágicas: Se cree que protege de las pesadillas y espíritus malignos. En lengua ojibwa se llama
asabikeshiinh (araña) o
bawaajige nagwaagan (trampa o cepo de sueños).
Los sueños y las visiones juegan un papel importante en la cultura
Ojibwa. Según su creencia tradicional, los seres humanos pueden recibir el poder de los espíritus a través de los sueños. Para los
ojibwa, un atrapasueños es capaz de filtrar los sueños dejando pasar sólo los sueños positivos, discurriendo estos por el centro hacia la persona que duerme, mientras que los “malos sueños” son atrapados por la malla y se desvanecen con el primer rayo de luz del amanecer. De la misma forma, también alejarían los malos espíritus, la oscuridad y las malas energías.
La tradición de los
ojibwe alberga una historia en la que reside el origen del
asabikeshiinh. La leyenda habla de un mujer araña llamada
Asibikaashi que cuidaba a los niños y a la gente de la tierra. Para ella era difícil cuidar a todos los niños cuando el pueblo
ojibwe se dispersó por América del Norte. Por eso, madres y abuelas comenzaron a tejer redes de propiedades mágicas para atrapar los malos sueños o pesadillas, desapareciendo éstos al amanecer.
Los atrapasueños también son parte de de la cultura de los indios
Lakota. Sus leyendas cuentan que su chamán se encontró con el “gran maestro de la sabiduría”, un ser sagrado e inmenso con forma de araña, el cual habló con él sobre el ciclo de la vida humana.
Mientras el sabio maestro arácnido hablaba con el chamán, le ordenó que éste fuera tejiendo una red dentro de un círculo, como una representación de un atrapador de buenas ideas, mientras que en el centro dejaba un hueco para que las malas ideas pasaran y siguieran su camino. Luego de este encuentro espiritual el objeto fue rápidamente adoptado como un talismán protector. Aunque a diferencia de los
ojibwe, los
lacotas creen que los malos espíritus se canalizan hacia el centro para luego alejarse de la persona y que los buenos quedan atrapados en la “tela de araña
En ambas culturas se elaboran de un modo muy simple: atando hilos de fibra de ortiga alrededor de una argolla circular o en forma de lágrima, formando como una especie de tela de araña. Se hacen a mano con madera de sauce, y deben disponer de unos 9 cm de diámetro, normalmente de color rojo.
Para los
Ojibwa los atrapasueños son su símbolo de identidad, mientras que para otros pueblos nativos aquellos objetos son algo ridículo con simples fines comerciales con los que servirse para obtener dinero. Las críticas sobre los “cazadores de sueños” se basan sobre todo en el hecho de que son vendidos sin que la gente sepa muy bien cómo funcionan o cual es su significado. Se compran casi siempre por motivos estéticos, por sus atractivos colores, sus hebras o por la mayor o menor calidad de sus materiales.