En México existen un sinfín de pueblos fantasmas, los cuales permiten viajar al pasado y detenerse en el tiempo. La mayoría tuvieron una vida esplendorosa antes de ser abandonadas por el cierre de minas, de emigraciones masivas o construcción de presas
¿Cómo dice usted que se llama el pueblo que se ve allá abajo?
– Comala, señor.
– ¿Está seguro de que ya es Comala?
–Seguro, señor.
–¿Y por qué se ve esto tan triste?
–Son los tiempos, señor.
Yo imaginaba ver aquello a través de los recuerdos de mi madre; de su nostalgia, entre retazos de suspiros. Siempre vivió ella suspirando por Comala, por el retorno; pero jamás volvió. Ahora yo vengo en su lugar. Traigo los ojos con que ella miró estas cosas, porque me dio sus ojos para ver.
Pedro Páramo, Juan Rulfo
Historias de ambición, de frustración y desastres naturales en pueblos abandonados. En México existen un sinfín de pueblos fantasmas, los cuales permiten viajar al pasado y detenerse en el tiempo. La mayoría tuvieron una vida esplendorosa antes de ser abandonadas por el cierre de minas, de emigraciones masivas o construcción de presas; sin embargo, ahora, después de varias décadas, son lugares oscuros y vacíos, cuyo único sonido sobreviviente es el viento golpeando las ruinas.
Cerro de San Pedro, San Luis Potosí. Fundado en el siglo XVI, durante una de las fiebres de oro y plata, este municipio fue explotado durante cuatro siglos. En 1948, una huelga minera desencadenó pérdidas significativas de mineros, explosiones y derrumbes de minas, caos social, y abandono del pueblo. Pedro de Anda, uno de los descubridores de los minerales de la zona, bautizó el lugar en honor del santo de su nombre y en memoria de las minas del Potosí, en Bolivia.
Mineral de Pozos, Guanajuato. Fundada en 1576, bajo el nombre de Palmar de Vega, este sitio perdió su esplendor durante la revolución mexicana al ser abandonada paulatinamente por sus habitantes en busca de empleo. En la actualidad, este poblado conserva los vestigios de las plazas y callejones, dando vida a una época porfiriata. Se puede visitar los túneles que atraviesan el pueblo, y donde se escuchan las leyendas e historia del área. Los atractivos son: Jardín Juárez, Parroquia de San Pedro, Capilla de San Antonio de Padua, Capilla de la Misericordia, y diversas galerías de arte y, evidentemente, las minas.
Ojuela, Durango. Pueblo pionero que marcó el nacimiento de los estados de Durango y Coahuila,, Ojuela era una mina, durante la colonia, de donde se extraían oro, plata, zinc y manganeso. En el siglo XX, la mina se inundó, dejándola como una área estéril; en consecuencia, sus habitantes fueron abandonando el lugar. Al visitar Ojuela, puedes caminar por sus calles, tiendas, albercas, templos, cines y casinos olvidadas en un mundo a parte. Uno de los atractivos de la zona es el puente colgante que data de hace 400 años; cuando caminas por ahí, su piso rechina y la estructura se tambalea .
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