Subadra Devi, trabajadora en las faldas del Himalaya
Vishal Singh, cuida a su hermanito en un barrio de Nueva Delhi
Niño de 6 años cuida rebaños en Ghana
Fati recolecta pedazos de metal en Ghana y llora por el dolor de la malaria
Las mujeres de Nkwanta, Ghana, cargan cassava, una raiz que crecen allí
Álvaro cuida alpacas y llamas desde que su padre murió
Las niñas kakayo coleccionan deshechos en Accra
Niños de Nueva Delhi piden limosna en Delhi
La mayoría del tiempo se nos olvida que una sexta parte de la población del mundo subsiste sin una fuente estable de alimento, cuidado médico o casa. Mil millones de personas alrededor del mundo viven con un dólar al día, o muchas veces menos. Imaginarlo aunque sea dos segundos es inconcebible. Podemos vivir con poco, pero sin casa, sin medicamentos y con menos de un dólar para alimentarnos y vestirnos rebaza lo imaginable.
Mientras las circunstancias que llevan a ese tipo de pobreza son variadísimas y complicadas, las situaciones de las personas más pobres del mundo son tristemente familiares. La mayoría de ellos se dedican al reciclaje de basura. El nuevo libro Living on a Dollar a Day: The Lives and Faces of the World’s Poor, escrito por Thomas A. Nazario, el fundador de una ONG llamada The Forgotten International, y fotografiado por el ganador del Pulitzer Prize Renée C. Byer ofrece una ventana hacia el acontecer diario de estas personas, y hace un llamado a no olvidar.
El ejercicio de empatía es imprescindible para los hombres. Ponernos en los zapatos de otro, aunque sea por un minuto, nos infunde la muy descartada humildad que es preciso sentir en todo momento si no queremos ser verdaderamente fútiles. Las caras retratadas en la galería son también nosotros, o una posibilidad de nosotros en otra circunstancia y en otro lugar del mundo. Recordar eso es una tarea fundamental del espíritu.
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