Magdalenas de nataEsta receta es de mi tia-abuela.
Antaño, se guardaba la nata de la leche para hacer repostería. Yo recuerdo, cuando en casa se hervía leche (era leche fresca y había que hervirla), se retiraba la nata que formaba arriba para estos menesteres. Ahora se puede comprar nata en botella o tetra-brick, y es lo que utilizo yo para estas magdalenas.
También se usaban papeles de gaseosa para subir las masas. Un papelillo de gaseosa equivaldría a medio sobrecito de levadura química actual.
Estas magdalenas salen más blanditas que las otras que os enseñé. No llevan aceite, y llevan más nata. En vuestro albedrío, si probáis a hacer ambas, está elegir con cuál receta os quedáis. También podéis quedaros con las dos, jejeje
Ingredientes (para una docena de magdalenas)
175 gr. de harina
175 gr. de azúcar
200 gr. (un brick pequeño) de nata líquida (de la que se usa para montar)
2 huevos
La ralladura de un limón
La ralladura de una naranja
Medio sobrecito de levadura química
Elaboración:
(Yo he mezclado los ingredientes con Thermomix, pero se puede hacer en un recipiente con varillas. De hecho, hace 50 años no existían los robots de cocina).
Encender el horno, con calor inferior, a 200 grados.
Siempre tengo guardadas pieles de naranja y limón (cada vez que uso uno, la saco con un cuchillito afilado). Esta piel se seca dentro de un recipiente, y siempre estará lista para usarse.
Rallar el limón y la naranja, o si tenemos ya (como en este caso) las pieles secas, triturarlas (se puede hacer en un mortero o con una picadora o molinillo).
Batir las yemas de los huevos y añadir las ralladuras, el azúcar y la nata.
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Batir aparte las claras y darles punto de nieve.
Añadir la harina con la levadura a la mezcla de yemas y nata, y batir de nuevo.
Añadir las claras montadas, pero esta vez mezclaremos con una cuchara o pala, despacio, con movimientos circulares, hasta que quede una crema espesa.
Llenar los moldes colocados sobre una placa de hornear. En el centro de cada magdalena poner un poquito de azúcar. Conviene siempre espolvorear el fondo de cada molde con un poquito de harina. Yo he utilizado moldes de silicona para magdalenas. Son muy cómodos, porque una vez que la magdalena está fría, con un “empujoncito” sale sola del molde. Esto permite también que se pueda hacer una doble tanda, ya que se pueden usar esos mismos moldes, que en pocos minutos estarán fríos de nuevo, mientras preparamos otra nueva masa.
También se pueden usar moldes de papel, aunque le costaría subir a la masa porque tienden a expandirse. Del mismo modo, hay moldes de cristal o metálicos. Estos dos tipos de molde hay que engrasarlos previamente, para que la masa no se adhiera.
Introducimos la placa en el horno, unos centímetros por encima de la mitad de la altura. En unos diez minutos veremos que la masa sube. En ese momento bajamos el fuego a 170.
¡¡holaaaa!! ¡¡Estoy aquíiiii!!
Cuando veamos que comienzan a dorar, abrimos el horno y pinchamos dos o tres con un cuchillo o una aguja. Si sale húmedo, dejamos hornear cinco minutos más.
Sacamos del horno la bandeja y la dejamos enfriar.
¡¡¡Ummmm!! ¡¡Como hueleeeeee!!!
¡¡A vuestra salud!!