El término hipnagógico, de
hyno (sueño) y
agogos (inducido), fue introducido por Maury en el año 1848 para designar las
ilusiones que él mismo experimentaba en la somnolencia, antes del sueño.
Así, podrán presuponer que las alucinaciones hipnogógicas ocurren poco
antes del inicio del sueño (en las fases 3 y 4 del sueño profundo no
REM) y contienen elementos auditivos, visuales y táctiles.
Son frecuentes en niños de 6 a 15 años aunque en algunas personas pueden prolongarse hasta la adultez.
Las alucinaciones más comunes
son de tipo visual o de carácter auditivo y generalmente guardan una
estrecha relación con las vivencias del día anterior. En muy pocas
ocasiones la persona las recuerda al despertar.
Cuando se sueña, se entra en un
estado conocido como hipnogógico, una especie de transición entre la
vigilia y el sueño. En ese preciso instante, el cuerpo se paraliza y
sólo funcionan los músculos respiratorios, de los ojos, el corazón y
algunas áreas del cerebro. En ese estado algunas personas pueden creer
que están despiertos, hasta tal punto que tienen la seguridad de tener
los ojos abiertos y poder ver y escuchar las cosas que suceden a su
alrededor. No obstante, si la persona se despertara realmente y deseara
moverse, inicialmente no podría hacerlo y tendría que esperar algunos
segundos o minutos. Este proceso es totalmente normal y no implica nada
patológico; no obstante, hay algunas personas que interpretan este
estado como una experiencia paranormal o sienten que están sometidos al
influjo de alguna entidad que les impide hablar y moverse. Realmente la
sensación es bastante desagradable para muchas personas cuando no
conocen la explicación científica al fenómeno y pueden experimentar un
miedo atroz buscando las explicaciones más descabelladas.
Regresando a las alucinaciones,
en muchos casos las imágenes son muy vívidas, hasta el punto de que si
no rondaran lo absurdo podrían confundirse con la realidad. Aunque se
imponen en la mente de la persona, éste al cabo de los pocos minutos o
cuando ha terminado la alucinación se percata del carácter irreal de lo
vivenciado.
La duración del proceso
alucinatorio puede oscilar desde pocos segundos hasta quince minutos,
dependiendo de la persistencia de la somnolencia. El contenido de las
alucinaciones es muy llamativo: suelen aparecer puntos luminosos o
formas de colores vívidos que se transforman en figuras o imágenes
complejas como figuras humanas, rostros, animales o paisajes de gran
belleza o también pueden adoptar desde el inicio formas complejas. Las
imágenes pueden ser estáticas o móviles. A diferencia de lo que ocurre
en el sueño profundo, la persona se convierte en un mero observador de
la acción, tal como si estuviera en una sala de cine, no se encuentra
directamente implicado en el suceso como suele sucedernos en los sueños.
La respuesta emocional a las imágenes varía; hay personas que
experimentan un gran placer o fascinación mientras para otros es una
experiencia terrorífica.
Las alucinaciones hipnogógicas son características de aquellos que sufren narcolepsia
aunque también pueden evidenciarse en personas sin ninguna patología
diagnosticada por lo que algunos especialistas han llegado a llamarles:
alucinaciones fisiológicas (algunos estudios afirman que aproximadamente
un 22% de las personas sufre en algún momento este tipo de
alucinación). No obstante, también se han reportado acompañando algunos
trastornos como la depresión, estados de ansiedad, las intoxicaciones y
los estados febriles.
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