La Leyenda Del Rey Arturo
y los Caballeros de la Mesa Redonda
"Las Curiosas Leyendas Celtas"Michael MistherCuenta
la leyenda que Uther, Rey de lo que se conoce ahora como Gran Bretaña,
decidió un día firmar la paz con uno de sus más fieros enemigos: el
duque de Cornwall. Para ello invitó al duque y a su señora esposa a su
castillo. Cuando Uther conoció a la duquesa Ingraine quedó totalmente
enamorado de ella.
Al darse cuenta de esta situación, la duquesa
le pide a su marido retirarse inmediatamente del castillo y regresar a
casa. El duque de Cornwall se retiró del castillo y reinició la guerra.
El amor de Uther por la duquesa era tan grande que se emfermó y buscó la
ayuda de Merlin, el mago de la corte.
Éste le dijo que lo único
que tenía era "Mal de Amores" y que podía ayudarlo con una condición: el
hijo que tuviera con Ingraine se lo entregaría a él (a Merlin), para
educarlo y prepararlo para cumplir su destino, que no era otro que ser
el más grande Monarca de Inglaterra.
Esta conversación animó a
Uther para ir con sus tropas , en busca de su amor. El duque se enteró
de sus intenciones y fue a su encuentro. En la lucha Cornwall muere y
los mensajeros de Uther convencen a Ingraine para que se convierta en su
esposa. Al final, ella accedió y pronto se casaron.
Cuando nació
el heredero, fue Merlin a ver a Uther y éste se lo entregó como había
prometido. La criatura fue entregada a Sir Héctor, un noble de la corte,
quien no tenía conocimiento de la sangre real del niño. El infante fue
bautizado con el nombre de Arturo.
Cuando Arturo contaba con dos
años su padre, Uther, murió. El reinó entró entonces en una etapa de
anarquía casi incontrolable que duró por años. Un buen día Merlin
reunido con el arzobispo de Canterbury le dijo a los nobles de la corte
que sería Cristo a través de un milagro quien señalaría el sucesor
legítimo de Uther. El milagro no se hizo esperar, y en el cementerio
próximo a la iglesia apareció un espada encajada en una piedra. En la
hoja de la espada estaba inscrito: "quien pueda desencajarme de esta
piedra será Rey de toda Bretaña por derecho de nacimiento". Ante este
milagro todos los nobles intentaron sacar la espada, sin ningún
resultado.
Fue así como se decidió que, despues del torneo
tradicional de cada año, los caballeros asistentes podrían probar suerte
con la espada milagrosa.
En uno de esos torneos (años después de
la muerte de Uther), participaba Sir Héctor y Sir Kay, su hijo.Arturo
no participaba porque era todavía un muchacho de 15 años, Cuando se dió
comienzo a la competencia, Sir Kay se dió cuenta que no tenía su espada,
entonces le pidió a su hermanastro que se la fuera a buscar a su casa.
Arturo
fue corriendo a buscarla pero no pudo entrar a su casa, pues estaba
cerrada, entonces se recordó de la espada que estaba en el cementerio y
fue en su busca. Tomó la espada por su empuñadura y la sacó con total
facilidad. Al entregarsela a Sir Kay , éste se dio cuenta al instante
que era la espada del cementerio, así que se la enseñó a su padre. Sir
Héctor quedó lleno de estupefacción y se llevó a sus hijos hasta el
cementerio. Allí le dijo a Arturo que volviera a meter la espada en su
sitio, Arturo lo hizo. Luego, le instó a que la sacara nuevamente. Al
ver a su hijo adoptivo sacar la espada tan fácilmente se postró de
rodillas al igual que Sir Kay. Arturo se asombró de esto y Sir Héctor,
con voz emocionada, le explicó que desde ese momento sería el Rey de
toda Bretaña.
Fueron entonces donde el arzobispo y le contaron la
gran hazaña. El arzobispo reunió a todos los caballeros alrededor de la
espada y dejó probar su suerte a cada uno. Dejó para el final a Arturo y
éste volvió a sacar fácilmente la espada de la piedra, esta vez delante
de un gran número de personas.
Fue así proclamado de manera
oficial como Rey de toda Bretaña y la espada se colocó solemnemente en
altar mayor de la catedral de Canterbury.
Poco después de su
nombramiento, Arturo salió un día a pasear por un bosque cercano al
palacio. En un camino solitario vio a unos maleantes que estaban
acosando a un pobre anciano, cuando éstos vieron a Arturo acercarse
salieron corriendo. El rey no se había dado cuenta que ese viejo
indefenso no era otro que el mago de la corte, el gran Merlín. Éste,
lejos de agradecerle su llegada, le dijo a Arturo que lo estaba
esperando y que le iba salvar la vida. El joven monarca no lo entendió y
siguió caminando junto con el mago. Unos minutos después se encontraron
con un caballero en la mitad del camino, quien con aire arrogante les
dijo:
"nadie pasa por aqui sin antes pelear conmigo".Arturo
aceptó el reto y, aunque luchó con fiereza, el caballero era mucho más
diestro. Tanto fue así que casi pierde la vida si no es por la ayuda de
Merlin quien, gracias a sus poderes mágicos, adormeció al caballero.
Después de esto Merlin le explicó que el nombre de ese arrogante
caballero era Pellinore y sería el padre de Percival y Lamorak de Gales.
Percival sería uno de los que buscarían el Santo Grial.
Arturo
no le dió mucha importancia a todo lo que dijo el mago, estaba mas
preocupado por su espada, que se había perdido en la pelea. Merlin le
aseguró que había una mejor para él. Entonces se fueron a un lago
cercano donde, de una manera misteriosa, estaba un brazo erguido que
empuñaba una espada. "Ahí está tu espada", dijo Merlin. Arturo no sabía
como llegar a la espada y entonces vio a lo lejos una balza con una
joven vestida de blanco. "ella es la dama del lago, debes convencerla
para que te dé la espada".
La dama se acercó y el Rey le pidó la
espada, ella le dijo que se la daría si le concedía un deseo. Arturo
aceptó y la dama le dijo:" Toma mi barca y navega hasta donde está el
brazo, él te dará la espada. En cuanto a mi deseo, te lo pediré
después". Cuando Arturo tomó por fin la espada notó que en la hoja podía
leer una inscripción que decía: "Excalibur" , más abajo decía:
"Tómame". Y del otro lado de la hoja decía: "Arrójame lejos". Esta
espada sería la protagonista de innumerables batallas victoriosas y de
grandes hechos eroicos.
El Rey Arturo comenzó sus primeros años
de gobierno pacificando al país, y creando un mejor estado de vida.
Pronto fue respetado por sus súbditos y temido por sus enemigos. Cuando
ya tenía edad para casarse le comentó a Merlin que en una visita que
había hecho al reino de Cameliard había visto a la hija del rey y se
había quedado prendado de ella. Acto seguido le pidió al mago que
reuniera una comisión de representantes del reino británico para ir
donde el rey Legradance para pedir la mano de Guenevere, su hija. El rey
de Cameliard quedó encantado con la propuesta y además de conceder la
mano de la princesa le mandó como regalo una gran mesa redonda que le
había regalado Uther. En esta mesa cabían hasta ciento cincuenta
caballeros sentados.
Cuando Arturo escuchó las noticias que le
traía Merlin, se alegró mucho y mandó a Sir Lancelot (su mejor
caballero) a recibir a Guenevere y llevarla a Palacio. Cuando Sir
Lancelot vió por primera vez a la futura reina se enamoró perdidamente y
ella a su vez le sucedió lo mismo. Pero estaban conscientes de la
situación en que estaban y prefirieron no hacer nada al respecto (por el
momento).
La mesa se colocó en un gran salón del palacio. Arturo
decidió que en ella se sentarían sus mejores caballeros y que para
poder sentarse en ella tendrían que hacer un juramento especial de
fidelidad al reino de Camelot, a la iglesia y a las más nobles
costumbres. Ningún caballero que fuera miembro de esta Orden podría
hacer actos ilegales, deshonestos y mucho menos criminales.
Cuando
se reunieron por primera vez ante la mesa y se disponían a sentarse un
gran relámpago seguido por un fuerte trueno los sorprendió a todos.
Merlin, que estaba en el salón de la mesa redonda, dijo en tono muy
solemne: "Caballeros es el momento para que cada uno le rinda homenaje
al rey". Uno a uno fue pasando al frente de Arturo haciéndole una
reverencia como acto de sumisión, fidelidad y respeto. A medida que iban
pasando, el nombre de cada caballero aparecía grabado en oro en una de
las sillas. Una vez sentado en sus respectivos puestos, se dieron cuenta
que sobraban tres. Pronto Merlin les explicó:
"Dos de estos tres
puestos serán para los dos mejores caballeros de cada año, y la otra
silla será sólo para el hombre más digno del mundo. Si alguien no reúne
méritos para sentarse en esta silla y osa sentarse, morirá en el acto".
Fue así, que en lo sucesivo varios caballeros se turnaron el derecho de
sentarse en los dos puestos de honor, pero ninguno se atrevía a sentarse
en el puesto prohibido. Ni siquiera Lancelot, que era el considerado
más valiente y digno de todos los caballeros, osaba con pensar siquiera
en la posibilidad de sentarse ahí.
Años después se presentó al
palacio un gran sabio. Arturo lo hizo pasar. El anciano al ver el puesto
vacante llamado: "el puesto peligroso", dijo: "El espíritu de Merlín me
visitó y me dijo que en ese asiento se habrá de sentar el caballero más
digno y más puro del reino, aquel que conseguirá traer el Santo Grial.
Este caballero aún no ha nacido". Todos los que estaban reunidos se
sorprendieron por la revelación y Arturo se sorprendió más por cuanto ni
siquiera sabía de la muerte del mago.
El Santo Grial era el
cáliz donde José de Arimatea había depositado la sangre de Jesucristo.
Se suponía que tenía propiedades mágicas y que el ser que lograra verlo
podía ser testigo de una experiencia trascendental, espiritualmente
hablando. Sucedió que un buen día (veinte años de haberse formado la
Orden de la mesa redonda) se presentó al palacio Elaine, hija del
Caballero Pelle, con el hijo que le había dado a Lancelot.
Al
presentarse el niño en el salón, la silla prohibida fue objeto de un
milagro: en el espaldar apareció grabado en letras de oro "Este asiento
ha de ser Ocupado". Sir Lancelot vio este mensaje y supo que Galahad, su
hijo, era el mejor prospecto para sentarse en esa silla. Tiempo
después, Galahad le pidió a su padre el permiso para formar parte de la
Orden, Lancelot se lo concedió. Cuando Sir Galahad cumplió los 15 años
entró al salón de la gran mesa acompañado de un anciano. El anciano le
apuntó el asiento prohibido y todos los caballeros observaron como se
formó magicamente el nombre de Galahad en el espaldar de la silla. Sir
Galahad tomó asiento en la silla prohibida y todos quedaron maravillados
y le rindieron honores al digno caballero. Ese mismo día, más temprano,
había aparecido en un lago una piedra con una espada clavada en ella.
El rey Arturo instó a Lancelot y a Gawain para que intentaran sacar la
espada, pero fue Sir Galahad quien la pudo sacar sin la menor
dificultad. Esta espada había pertenecido a un gran caballero llamado
Balin.
Ese día comenzaban los torneos tradicionales, en
los cuales Galahad demostró sus grandes habilidades guerreras y su
valentía. Cuando acabaron esos días de torneo, todos los caballeros se
reencontraron en la mesa redonda. Comenzaron a discutir de las cosas
cotidianas del reino y cuando ya estaba avanzada la conversación fueron
interrumpidos por un fuerte trueno en el medio del salón y seguidamente
un gran rayo atravesó el centro de la mesa. Todos se quedaron
estupefactos al ver en frente de ellos bajar a traves del rayo el Santo
Grial. Éste iba cubierto de una fina tela de oro.
Una vez
terminada la aparición, Sir Gawaine se levantó y con una voz sumamente
emocionada dijo: "Nos ha sido negada la visión del Santo Grial y yo
anuncio que mañana saldré en su búsqueda y no regresaré a Camelot hasta
que lo haya visto". Este anunio contagió a todos. Uno a uno se fueron
levantando y haciendo el mismo juramento.
El rey Arturo estaba
consternado . Con lágrimas en los ojos le dijo a su querido sobrino que
con su decisión había destinado a la Orden a su pronta disolución. Todos
los caballeros se dispersarían por el mundo, y muy pocos regeresarían
con vida. La misma reina y Lancelot estaban tristes y sabían que la
Orden de los Caballeros de la Mesa Redonda empezaba a disolverse para
siempre.
Muchas fueron las aventuras de todos los caballeros que
fueron en busca del Santo Grial, pero fueron tres los caballeros que más
se destacaron por sus logros. Éstos eran: Sir Galahad, Sir Percival y
Sir Bors. Ellos se encontraron casualmente en un cruce de caminos en un
bosque cercano al castillo del rey Pelles, Guardián de las santas
reliquias. Fueron allí para cenar y pasar la noche. Durante la cena
ocurrió una aparición del Grial con unos ángeles alrededor de él y un
anciano con un letrero en la frente que decía José. Este anciano dió la
comunión a los presentes, luego se dirigió a Sir Galahad y le dijo: "Ya
has visto lo que tanto anhelabas, pero cuando vayas a la ciudad de
Sarras lo verás mucho mejor. Irán los tres hacia esa ciudad llevando
consigo el Grial y esta lanza que contiene la sangre de Jesucristo. Sólo
unos de Uds. regresará a Camelot".
Se fueron los tres juntos y
tomaron una barca que los estaba esperando. Cuando llegaron a Sarras, el
rey de esa ciudad se sintió temeroso por la visita de estos nobles
caballeros y pensó que podrían buscar problemas. Resolvió detenerlos y
mandarlos a una oscura mazmorra. Los tres caballeros pasaron un año
encerrados. Durante este tiempo el Santo Grial los dotó de alimentos y
bebidas. Cuando el rey de Sarras murió, el pueblo liberó a los
caballeros y nombraron a Galahad como nuevo soberano. Sir Galahad
gobernó por un año, durante el cual mandó hacer un gran altar donde
colocar al Grial y a la lanza. Después de este lapso de tiempo ocurrió
un aparición frente a este altar.
Delante del Santo Grial estaba
un obispo anciano arrodillado rezando . Todos los presentes: nobles,
sacerdotes y los caballeros, se hincaron y el obispo celebró misa con
ellos. Luego se dirigió a Sir Galahad y dijo: "Ven, acércate y verás lo
que tanto anhelaste". Sir Galahad se acercó, titubeó unos segundos y se
volteó hacia sus amigos.
Con un gesto se despidió de ellos. En su
rostro se veía reflejada la satisfacción de lograr el más grande sueño
que se pueda tener.Después se arrodilló junto al obispo y cayó muerto al
suelo. Su alma subió con un grupo de querubines y las reliquias
desaparecieron para siempre.
Sir Percival y Sir Bors enterraron a
Sir Galahad. Percival se dedicó desde entonces a una vida ermitaña y
moriría después de un año. Fue Sir Bors quien regresó a Camelot y le
contó al rey Arturo y a la reina cuanto había acontecido. El rey
comprendió que al haberse acabado la búsqueda del Grial, ya no le
quedaba mucho tiempo de vida a su reino.
El gobierno del
rey Arturo entró pronto en franca decadencia. Ya la Orden no era tan
gloriosa como antes. Las intrigas dentro de la corte comenzaban a
desestabilizar la paz del reino. Una de estas intrigas ocasionó un hecho
triste y que luego desencadenaría la guerra civil.
Sir Mordrer y
Agravine tramaron una trampa a Sir Lancelot y la reina. Estos
caballeros tenían desde hacía un buen tiempo deseos de adueñarse del
poder y destronar o provocar la caida de Arturo. Encerraron pues a
Lancelot y a la reina en un cuarto y luego exigieron a grandes voces y
acompañados de un cuerpo de caballeros que salieran. Todo esto con la
intención de demostrarle al rey de las relaciones adúlteras de la reina
con su más querido caballero. Sir Lancelot abrió la puerta y dejó entrar
a uno de los caballeros y la cerró rápidamente. Mató al caballero y
luego volvió hacer lo mismo repetidas veces hasta que mató a trece
caballeros. Entre ellos estaba Agravine. Entonces Mordred le informó a
Arturo que había que apresar a Lancelot por traicionar al reino, pues
estaba claro sus intenciones de destronarlo y quedarse con la reina. El
destino de la reina seria la hoguera, pues era una pecadora. Los
caballeros tomaron diferentes partidos. Algunos defendieron a Lancelot,
otros seguían al lado de Arturo. El rey estaba confundido, no podía
frenar la cruenta lucha. No quería creer lo de la traición de Guenevere,
pero la matanza que había realizado Lancelot no le parecía justa. Sir
Lancelot quería acabar con la lucha, pero tenía que detener a la gente
de Mordred que intentaba quemar en la hoguera a Guenevere. Salvó a la
reina, pero en la lucha tuvo que enfrentar a Sir Gareth y a Sir Gaheris,
hermanos de Gawain, y les dió muerte.
En uno de los momentos de
gran combate el rey cayó al suelo y Sir Bors que apoyaba a Sir Lancelot
le dijo a éste: "Señor, si quiere lo mato y acabamos con esta lucha".
Sir Lancelot le dijo inmediatamente que no y ayudó al rey a subirse al
caballo. Este episodio le dolió mucho, tanto a él como al rey. Lancelot
le confió a Arturo la suerte de la reina, éste le prometió que sería
respetada su vida.
Al final decidió irse al exilio hacia Francia.
Sir Gawain juró perseguir al asesino de sus hermanos hasta matarlo. Se
hizo acompañar del mismísimo Arturo para lograr su venganza, pero no
podría satisfacer sus deseos, pues Lancelot lo derrotó en un fuerte
duelo donde casi pierde la vida. Mientras todo esto sucedía, Mordred
había informado oficialmente a todo el reino de la muerte del rey Arturo
y se autoproclamó como su sucesor.
El rey Arturo partió entonces
junto con Gawain y un gran ejército para recuperar el poder. En la
primera batalla contra las fuerzas de Mordred, Sir Gawain cayó
mortalmente herido. Sus últimas palabras fueron de arrepentimiento por
no haberse dado cuenta a tiempo de la alta traición de Mordred y se
confesó culpable de haber alejado al rey Arturo de Camelot para saciar
su venganza. Escribió una carta corta a Lancelot donde le rogaba que
regresara a Inglaterra y ayudara al rey a derrotar a los traidores.
Luego de esto, murió.
La noche anterior a la última batalla
contra Mordred, Arturo tuvo un sueño donde Gawain le decía que debía
esperar a Lancelot para enfrentar a las fuerzas del traidor. Si no hacía
esto, moriría junto a Mordred. El rey decidió entonces llegar a un
acuerdo de paz con Mordred, para darle tiempo a que llegara Sir
Lancelot. Mordred aceptó y se citaron un día para hacer oficial la firma
del tratado de paz. En esta cita se hicieron acompañar los dos líderes
de todo su ejército. El clima era tenso y un mal movimiento podía
desencadenar la lucha. Fue la providencia la que ocasionó la desgracia:
una serpiente mordió la pata de un caballo y el jinete sacó su espada
para matarla. Esto fue entendido por el ejército contrario como una
señal de guerra y se lanzaron todos ferozmente a la batalla. La
mortandad fue increíble. Perdieron la vidamás de cien mil soldados. De
las tropas de Arturo solo sobrevivió Sir Bevidere. Mordred quedó solo.
El rey vio ante sí a su enemigo y dijo: "Ven vida, ven muerte!". Y se
lanzó, con Excalibur en la diestra, a matar a Mordred. Éste murió
instantáneamente, pero Arturo cayó encima de la espada de su adversario y
quedó a su vez muy mal herido.
Arturo quedó tirado en el suelo y
recordó el mensaje que tenía escrito su espada en un lado: "Arrójame
lejos". Entonces llamó con voz débil a Sir Bevidere y le dijo: "lleva mi
espada cerca del agua y arrójala lejos. Sir Bevidere tomó la espada
pero no quiso deshacerse de ella y la escondió y le contó a Arturo que
ya lo había hecho. El rey le preguntó que qué había pasado cuando la
lanzó y Bevidere respondió que solo había visto a la espada entrar en el
agua. Arturo lo reprendió y le dijo que era un mentiroso y le exigió
que cumpliera su petición. Bevidere trató de engañar nuevamente al rey
pero éste se enfadó lo suficiente como para convencerlo de que debía
hacerlo. Al lanzar la espada al agua salió de su centro un misteriosso
brazo desnudo el cual tomó la espada y se hundió con ella. El caballero
quedó profundamente sorprendido y asustado por el fenómeno que acababa
de ver. Al contárselo a Arturo, éste sintió alivio y dijo: "ahora,
llévame a mi cerca del agua".
Cuando llegaron a la orilla
del lago, una balsa estaba esperandolos. En la balsa estaban tres
reinas vestidas de luto, con sus rostros tapados por un velo negro. Sir
Bevidere colocó a su rey en la balsa y con lágrimas enlos ojos se
despidió de él. La balsa surcó las aguas y desapareció de la vista.
Nunca se supo el destino del cuerpo de Arturo y mucho menos la identidad
de las reinas que lo acompañaban en la balsa.
Días después,Sir
Bevidere se encontró con una capilla, en la cual habían enterrado a un
señor que habían traído tres misteriosas damas vestidas de negro. El
noble caballero supuso que ese era el cuerpo de Arturo y decidió
construir una capilla cerca y dedicarse a una vida ermitaña. Mientras
todo eso había sucedido, Sir Lancelot se encaminaba a apoyar las fuerzas
de Arturo. Pronto se encontró con la tumba de Gawain y se enteró de la
muerte del rey. Se dirigió entonces hacia la capilla de Sir Bevidere
donde se dedicaría hasta el fin de sus días a la vida ermitaña. Cuando
murió la reina, poco después que su esposo, se trasladó su cuerpo a la
capilla donde se suponía yacía el cadáver del rey Arturo.
El
reino de Arturo había llegado a su fin. La anarquía reinaría un buen
tiempo. La corte del rey Arturo y sus caballeros de la mesa redonda se
convertirían en leyenda y nunca más volverían a coincidir hombres tan
dignos con ideales tanpuros en un mismo lugar y una misma época.