fotografia y se sigue sorprendiendo. Fotos que algún día fueron primera plana o se llevaron algún premio, se repiten tras enfriarse en el olvido para volver a ser noticia. A continuación, una colección de casualidades periodísticas, Déjà vus fotográficos que vuelven para copiarse a sí mismos y repetir emociones, premios y asombros pero en distintas generaciones. Quien olvida la historia (de la fotografía) está condenado también a repetirla.
El final de la guerra.
California, 17 de Marzo de 1973. El Coronel Robert L. Stirm regresa a casa y se encuentra con su familia después de meses de cautiverio en Vietnam. Prisionero de guerra, su presencia en la foto coincidió con el final de las hostilidades. Eso y un premio Pulitzer la convirtieron en el mejor símbolo del final de la peor guerra norteamericana del siglo XX. 35 años más tarde se repite la escena con la guerra de Iraq pero con el color de lo que aparenta modernidad y más desarrollo. Distintos personajes. Misma hipocresía. Protagonista de la propaganda mediática que intenta minimizar la trascendencia de una guerra imposible con el recurso lacrimal de siempre. Es el famoso ‘Soldier Surprise’
Cuando volar es la única salida.
22 de Julio de 1975. Boston. EEUU. Un edificio de apartamentos está a punto de derrumbarse tras varias horas a merced del fuego. Todavía hay gente en las últimas plantas. Diana Bryant, una joven madre desesperada, decide refugiarse en la inestable escalera de incendios con su pequeña. La estructura, muy caliente, cede con su peso y cae. La mujer moriría a las pocas semanas. Su hija consigue sobrevivir al amortiguar el golpe con el cuerpo de la madre. Stanley Forman, un periodista del Boston Herald, estaba allí para inmortalizar el vuelo con otro premio Pulitzer. 4 de Febrero de 2008 Ludwigshafen, Alemania. Un incendio se ceba con un viejo edificio de inmigrantes a las afueras de la ciudad. El humo roba el oxígeno a sus inquilinos, que deciden evacuar a algunos de los más pequeños de la forma más rápida. Un bebé de 20 meses vuela buscando la manta de los bomberos. Al final mueren 5 adultos y cuatro niños. La historias se evocan en el recuerdo.
Cañones de juguete.
Junio de 1967. Israel. Guerra de los seis días. Un grupo de niños juega a la guerra con los desechos de un tanque sirio abatido sólo horas atrás por el ataque preventivo israelí que acabó con las amenazas de la coalición sirio-egipcia. Como si toda aquella guerra tuviera que transcurrir por la vía rápida, aquellos juegos se despachan con la emoción del que se cree afortunado en su ignorancia. Verano de 1982. Beirut. Líbano. La guerra ha dividido la ciudad en dos. Musulmanes y cristianos se reparten tierras y odios. Israel ha invadido la ciudad y destruido las defensas anti-aéreas. Irónicamente los niños libaneses imitarán el mismo juego que 15 años antes habían hecho los hijos de sus invasores. La historia se vuelve a repetir.
El árbol de la muerte.
1915 Primera Guerra Mundial. Alemania. Foto del archivo nacional de La Haya. Un soldado alemán yace en la copa de un árbol víctima de una contraemboscada aliada. 1937. Teruel. Guerra Civil Española. Un soldado republicano es abatido en un árbol mientras intentaba arreglar el improvisado tendido telefónico. Su cuerpo inerte es inmortalizado por un fotógrafo húngaro que muy pronto pasará a la historia. Robert Capa (Andre Friedman).
De profesión: Héroe.
24 de Julio de 1915. Chicago. El SS Eastland, un majestuoso buque construído tan sólo un año antes, se dispone a navegar por el ‘Chicago River’ rumbo al lago Michigan en uno de sus múltiples viajes turísticos. No llega a moverse ni dos brazadas. Una fatalidad en el diseño de su centro de gravedad unido al exceso de carga del tour programado para la ocasión hicieron que el barco rotase sobre su propio eje, aplastando a decenas de canoistas, pequeños barcos curiosos y atrapando a todo el pasaje recién embarcado. 844 personas murieron ahogadas. En la foto uno de los bomberos de autoridad portuaria traslada el cadáver de un bebé ahogado en el desastre. Su cara lo explica todo. 19 de abril de 1995. Oklahoma City. El peor atentado terrorista vivido en suelo estadounidense hasta el 11 de septiempre de 2001. Timothy McVeigh, un desequilibrado ex-marine mata a 168 personas y hiere a otras 500 mediante un camión bomba delante del edificio Federal . En la histórica imagen, Chris Fields, uno de los bomberos del servicio de urgencias, lleva a un bebé herido hacia las asistencias después de sacarlo de entre los escombros. La imagen dio la vuelta al mundo después de ganar el Pulitzer de 1996
Flores contra balas.
21 de Octubre de 1967. Flower Power. Marcha en Washington hacia el Pentágono contra la manida guerra del Vietnam. No hay caras tapadas, ni pinturas de guerra; solamente flores y globos de colores. A las puertas de la sede del Departamento de Defensa, varios miles soldados hacen de barricada. George Harris, un neoyorquino de 18 años, decide ‘encasquillar’ los cañones con claveles. La foto de Bernie Boston fue ignorada por la prensa hasta que ganó varios concursos pacifistas. 24 de Noviembre de 2004. Kiev. Elecciones a la presidencia de Ucrania. A las afueras del palacio presidencial una mujer trata de copiar gestos pasados en el escudo humano que el gobierno monta para contener a la oposición ante el temor de una revuelta por lo ajustado del resultado electoral. El fotógrafo de Reuters Vasily Fedosenko fabricó el testimonio gráfico a maneras del pasado.
Lágrimas sobre la fosa común.
Abril de 1969. Una mujer sudvietnamita llora la muerte de su marido antes de ser enterrado en una fosa común de la ciudad de Hue. El fotoperiodista Horst Fass captó la impotencia de la joven para inmortalizarla en uno de lo reportajes periodísticos de fotodenuncia más duros de aquella guerra. 16 de Diciembre de 1989. Protestas en las calles de Timisoara en Rumanía contra la escasez de alimentos y la dictadura de Nicholai Ceausescu. La sublevación popular acaba con el dictador comunista, que sería ejecutado tan solo una semana después. Pasada la tormenta, los periodistas occidentales fueron invitados a contemplar las ‘proezas’ del régimen. Decenas de fosas comunes en Timisoara se vaciaron para la identificación de cadáveres. En una de ellas, el fotógrafo Robert Mass captó la infinita aflicción de un hombre por el que creía su bebé.
De la noche al día en un instante.
26 de Julio de 1941. Moscú. La fuerza aérea alemana -Luftwaffe- bombardea el Kremlin con relativa sorpresa. La pintora y fotógrafa norteamericana Margaret Bourke-White había llegado a la ciudad tan sólo unos días antes como consecuencia de una intuición personal de uno de los editores de la revista Life para la que trabajaba. Era la única periodista internacional acreditada en la ciudad, y la única que capturó las estelas de luz y fuego de la Luftwaffe y las baterías antiaéreas. Escondida en la cubierta de la embajada americana casi es alcanzada por un proyectil alemán que impactó en territorio americano. Sus fotos testificaron la dimensión de aquel ataque. 18 de Enero de 1991. Bagdag. Un día después de que venciera el ultimátum de la ONU para que Iraq se retirase de Kuwait comenzó “La madre de todas las batallas” auspiciada por la coalición internacional y comandada por ‘El padre de todos los Bush’. El cielo se iluminó con los misiles Tomahawk para que las cámaras de la CNN pudiesen retransmitir la primera guerra televisada en directo de la historia
El hombre de fuego.
24 de agosto de 79 d.c. Pompeya, Italia. 25.000 personas se despiertan con uno de los temblores que suelen azotar a la Campania italiana. Nada nuevo. Los pompeyanos no tenían nociones de lo que eran realmente los ‘avisos’ de un volcán hasta aquella fatídica tarde. La gigantesca erupción, de 32 kilómetros de altura, produjo un flujo piroclástico y una nube ardiente que carbonizó, sepultó y fotografío para la eternidad a casi toda la población. La ceniza consumió la ciudad rápidamente pero también conservó y petrificó las formas de edificios y cuerpos tal cual les pilló la catástrofe. Cientos de ellos pueden verse -y fotografiarse- en los museos pompeyanos. Marzo de 1991. Iraq. Primera guerra del Golfo. Operación “Tormenta del desierto”. El fotoperiodista Ken Jarecke capta una de las instantáneas más espantosas de la guerra. Un anónimo soldado iraquí petrificado en su camión por el fuego y por su cámara con un gesto imposible de olvidar. La distribución de la imagen conmovió y revolvió a toda la opinión pública, hipersensibilizada con las vísceras en una guerra seca diseñada para las ‘consolas’. Ken contestó a las críticas con una frase para la posteridad:
“Si yo no hago fotografías como esta, la gente como mi madre va a pensar que la guerra es lo que se ve en las películas”
El último suspiro.
17 Junio de 1967. Vietnam. El médico disfrazado de soldado James E. Callahan intenta resucitar con el ‘Beso de la vida’ a un compañero inconsciente al norte de Saigón. En un momento de la maniobra, el doctor parece mirar a la cámara del fotógrafo Henri Huet buscando la complicidad de su impotencia y convirtiendo la escena en un corto funeral anticipado. Primavera de 2009. Otro médico norteamericano intenta resucitar a bordo de un helicóptero medicalizado, a un soldado afgano que acaba de pisar una mina insurgente en Kandahar, Afganintán. El soldado tampoco recuperaría finalmente el aliento.
El logotipo del hambre.
Marzo de 1993. Ayod. Sudán. El fotógrafo Kevin Carter toma una de las fotos más famosas de la historia, publicada en el New York Times y premio Pulitzer de 1994. La foto supuso una avalancha de chismorreo y sensacionalismo que acabó por hundir su carrera, que no su vida. La discusión sobre el papel del fotógrafo en la noticia desvirtuó el verdadero problema. La hipocresía de los que miran sin actuar y critican sin conocer con prejuicios de sofá. Carter se suicidó por otros problemas sin llegar a saber cual fue su verdadero error. La niña era la protagonista y se convirtió en actriz secundaria… y no sería la última vez. Primera decada siglo XXI. Una foto anónima, que vuelve a destapar el debate sobre el papel del periodista sobre la historia. Una postura que evoca viejos buitres olvidados pero que deja más incógnitas aún que la de Carter. ¿Gaza? ¿América Latina? Una imagen que circula anónimamente por internet desde hace lustros como comodín del catecismo del hambre, sin citas, sin fuentes, como adjetivo de la pobreza anónima o mascota de Unicef. Parece que a nadie le importa de nuevo: ¿Quién es ese niño?