Bélice: La Isla Bonita
En su territorio se encuentran los fondos oceánicos más increíbles, junglas que ocultan pirámides mayas ¿Un dato curioso? Ahí se encuentra la isla San Pedro, Madonna filmó su famosa canción.
Vecino de Guatemala y México, Bélice es un país que tiene algo de latino y algo de caribeño. El único territorio angloparlante (solía llamarse Honduras Británica en la época anterior a la independencia) de la parte continental. Lo más asombroso es que en sus escasos 23 mil kilómetros cuadrados quepan tantos paraísos diferentes: una gran mezcla de culturas, unos fondos oceánicos increíbles y unas junglas que ocultan pirámides mayas mucho menos visitadas que las de los países vecinos. Su barrera de coral es la segunda más grande del mundo, por detrás de la australiana, un auténtico paraíso submarino. Su jungla reúne una enorme red de parques nacionales y reservas naturales,, sus yacimientos mayas no tiene nada que envidiar a los mejicanos, los guatemaltecos o los hondureños, y la creciente industria turística ha desarrollado toda clase de propuestas de aventura en la naturaleza, que van desde lanzarse en tirolesa a descubrir cuevas kilométricas.La ciudad de Belice no es la capital del país, pero sí es la urbe más poblada
, la que tiene el aeropuerto más transitado y un punto de partida ideal para recorrer el territorio de punta a punta. La sede del Gobierno está en Belmopán, una ciudad muy opaca. Fue el último país de las Américas en alcanzar su independencia, en 1981, pero oficialmente la reina Isabel II de Reino Unido se mantiene como “soberana”, al igual que en otros territorios en el Caribe. Originalmente el territorio fue ocupado por la civilización maya que construyó decenas de centros ceremoniales. Algunos, miles de años después, permanecen sin explorar.
Entre sus principales atracciones, están:
Submarinismo en el Gran Agujero Azul
Una de las grandes maravillas naturales del mundo y una experiencia de buceo única. Con el centro de color azul oscuro, sus paredes descienden más de 120 metros hacia el interior del océano Un banco de tiburones de arrecife (además de innumerables invertebrados y esponjas.
Kayak en el atolón de Glover
Como un collar de perlas, el atolón de Glover está formado por media docena de islotes rodeados de un mar azul infinito. Su ubicación única, en lo alto de una cadena montañosa sumergida al borde de la plataforma continental, lo convierte en un lugar ideal para practicar remar entre islas o por la laguna central, de poca profundidad.
Cayo Ambergris
También llamada
la Isla Bonita (por la famosa canción de Madonna), Destino vacacional paradisíaco por excelencia. Para muchos visitantes es la imagen perfecta de las vacaciones: muy relajadas, pero también divertidas. Al ponerse el sol se puede disfrutar de las cenas más deliciosas y de la noche más animada del país.
Tambores garífunas en Hopkins
La cultura garífuna tiene gran presencia en el sur de Belice y sobre todo se identifica por la música y los tambores. Para vivir una experiencia verdaderamente especial hay que ir al pueblo garífuna de Hopkins, acogedor y algo descuidado, y participar en una ceremonia de tambores en el centro percusionista Lebeha.
Descubrir a los mayas en Caracol
En el mayor asentamiento maya de Belice se puede pasear por una ciudad que, en su época tuvo el mismo peso político que Tikal y que para muchos es incluso más espectacular. Está envuelta por la jungla, cerca de la frontera con Guatemala, a unos 84 kilómetros al sur de San Ignacio. Con 42 metros de altura, el Caana (palacio de cielo) sigue siendo el edificio más alto de Belice.
Jaguares en la jungla
Los que busquen algo diferente pueden escoger entre las zonas protegidas del país, como el parque nacional de Mayflower Bocawina o el Cokscomb Basin Wildlife Sanctuary. Con junglas, montañas, cascadas e incluso alguna pequeña ruina maya.
La autopista del colibrí
Es una de las carreteras más bonitas de Belice. Serpentea por la jungla, recorre campos de cítricos y pueblos minúsculos, y regala vistas alucinantes de los montes Mayas. Además, se puede explorar la cueva de St Herman., recorrer el circuito por la jungla o bañarse en las cristalinas aguas del Agujero Azul. Sus 89 kilómetros pueden recorrerse en dos horas, pero es mejor detenerse y hacer alto en alguno de los hoteles de lujo, pensiones y ecolodges que hay durante el recorrido.
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