Leyes, adaptación de los menores, problemas más comunes.
La adopción es un ejercicio voluntario de amor y deseos de cuidar de niños o niñas que lo necesitan. Si, tradicionalmente, los hijos biológicos conllevan el orgullo de continuar con la saga familiar, los adoptivos conllevan, además, el orgullo de dar la oportunidad de crecer felices a pequeños en riesgo de exclusión.
Adoptados por gay o lesbianasLos últimos cálculos estiman que un 15% de las parejas gay o lesbianas de todo el mundo tienen hijos, biológicos o adoptados.
La cifra va en aumento, y la adopción es la segunda opción más recurrida entre las mujeres homosexuales, y la primera en el caso de los varones gay. Se calcula que, en Estados Unidos, un 4% de los niños adoptados lo han sido por homosexuales.
La polémica entre los que se oponen a las familias homoparentales se centra en el argumento de si los hijos criados por madres o por padres homosexuales, en pareja o en solitario, tienen el mismo desarrollo cognitivo e intelectual que los hijos de parejas heterosexuales. En el caso de los adoptados, que provienen con frecuencia de hogares desestructurados y suelen arrastrar una historia propia de malos tratos, abandonos, abusos, padres con adicciones y otras vivencias traumáticas, el temor a cómo se adaptarían a hogares “atípicos”, con dos padres o dos madres a su cuidado, va dejando de tener base argumental.
La Universidad de California (EEUU) encargó a sus investigadores un estudio sobre la repercusión de ser educados en familias homosexuales y heterosexuales.
Las conclusiones fueron que entre 82 niños, de 4 a 8 años de edad, que fueron adoptados indistintamente por parejas heteros y padres o madres homosexuales, el aumento de sus capacidades intelectuales y la adaptación fueron prácticamente iguales. Durante el seguimiento de esas familias, durante los dos primeros años tras la adopción, se efectuó a los niños pruebas psicológicas para estimar su desarrollo cognitivo y de adaptación, y se entrevistó periódicamente a los padres y madres para conocer el comportamiento de esos niños.
Tanto los hijos acogidos por heterosexuales como por homosexuales, hombres y mujeres, aumentaron 10 puntos sus capacidades intelectuales y se estabilizaron sus problemas de conducta.
Los investigadores de ese estudio declararon a la revista
American Journal of Orthopsychiatry: “todo lo que los niños demostraron necesitar era el estímulo de sentirse queridos”.
También es cierto que, los niños adoptados a partir de los 4 o 5 años, frecuentemente suelen necesitar ayuda psicológica para adaptarse al nuevo hogar y al nuevo entorno, sin que en esto tenga nada que ver la orientación sexual de los adoptantes, sino los problemas que arrastran por su pasado conflictivo. Así lo señalaba recientemente en un informe la
Academia Estadounidense de Pediatría (AAP).
Leyes discriminatorias para madres o padres homosexualesQue no exista base científica para argumentar que los niños no pueden ser bien criados por padres gay o madres lesbianas, no impide que todavía continúen las diferencias legales respecto a las parejas adoptantes heterosexuales. Mientras en la mayoría de países y estados ambos miembros de la pareja heterosexual adquieren los mismos derechos y deberes con la adopción, las leyes no son iguales para las parejas homosexuales.
En estos casos y frecuentemente, debe haber un solo adoptante y cuesta conseguir, si ello es posible, que se adjudiquen las mismas responsabilidades a la pareja de quien adopta.
Aunque el matrimonio legal entre personas del mismo sexo ha venido a solucionar este problema, en muchos países, existen otros en que la legislación al respecto es nula. Así pues, la pareja adoptante no puede compartir los permisos o prestaciones por maternidad o paternidad, tener los mismos derechos de custodia, o encargarse de matricular en escuelas o guarderías, indistintamente, a sus hijos, entre otras cuestiones. Por no hablar de los problemas que se derivan al existir una separación o divorcio en la pareja que ha criado a un niño o niña conjuntamente.
Problemas relacionalesLa discriminación y la incomprensión social hacia la homosexualidad son los principales obstáculos a la normalización, para los hijos de madres lesbianas o padres gay.
Lo más habitual es que los pequeños se enfrenten a actitudes de menosprecio a sus familias, por primera vez, al empezar a acudir a centros de enseñanza. Tropiezan también con la indiferencia de profesores y tutores escolares, ante burlas, insultos o acosos por la orientación sexual de sus progenitores. Por eso es habitual que madres o padres homosexuales busquen colegios para sus hijos donde sea comprobable una línea educativa basada en la diversidad y el respeto, o incluso donde parte del profesorado se reconozca abiertamente homosexual. Es en la educación secundaria donde más problemas suelen crear la homofobia y lesbifobia entre los menores.
Ante esas situaciones, es importante que los niños hayan comprendido desde bien temprano que no hay nada reprochable en la vida de sus madres o padres, y que es una actitud parcial, subjetiva e injusta discriminarles por los antecedentes familiares. Un niño o niña seguros de sí mismos y confiados en sus progenitores, afrontarán mucho mejor las situaciones debullying (acoso escolar) o estigmatización. Enseñarles a mantenerse tranquilos, a acudir a padres o profesores en cuanto se sientan acosados y no dejarles solos ante el conflicto, por mínimo que parezca, son claves para su salud emocional y psíquica.
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