Una vaca camina entre las llamas cerca del Parque Nacional Yosemite (California, Estados Unidos).
La combinación del calor del verano, la sequedad del aire, el viento y el impacto de rayos puede ser mortal para los bosques. En el caso de algunos estados de Estados Unidos, como Oregón y Washington, el fuego se ha extendido a lo largo de miles de hectáreas.
Sin embargo, algunos animales y otros organismos han evolucionado para hacer frente a las llamas, algunos incluso se benefician del fuego.
En algunas regiones, como las mencionadas de Estados Unidos, «la vida salvaje siempre ha mantenido una relación cercana con el fuego», afirma Mazeika Sullivan, de la Universidad Estatal de Ohio. «Las llamas forman parte natural de estos paisajes».
Y hay animales que sacan partido. Por ejemplo, algunos depredadores ven en las criaturas que huyen una oportunidad para conseguir presas fáciles. Así, se han visto osos, mapaches y otros animales cazar a otros que intentan escapar del fuego.
Desde luego, los animales no esperan sentados a ser devorados por las llamas. Las aves salen volando, los mamíferos se lanzan a la carrera y los anfibios y otras criaturas pequeñas se esconden bajo tierra o bajo troncos y piedras. Los bomberos han declarado muchas veces que no suelen ver animales en los incendios, a excepción de algún conejo despistado.
Los animales que no corren lo suficientemente rápido para encontrar refugio suelen morir en los incendios; el calor puede incluso acabar con los organismos enterrados bajo tierra, como los hongos.
Los científicos no tienen datos exactos sobre el número de animales que mueren al año a causa del fuego, aunque, que se sepa, nunca han acabado con poblaciones o especies completas.
Como ya se sabe, los efectos del fuego no terminan una vez apagado este.
«Al mirar zonas quemadas se piensa que está todo muerto, pero no es así, simplemente han cambiado», comenta Patricia Kennedy, bióloga. «Es un hábitat completamente nuevo», lo que puede significar nuevas oportunidades. Los pájaros carpintero, por ejemplo, se dan un festín con los escarabajos de los árboles moribundos.
Incluso hay especies que necesitan las llamas. El calor del fuego, por ejemplo, puede ayudar a algunas especies de setas a liberar esporas; algunas plantas solo dan semillas tras un incendio. Sin el fuego, estos organismos no se reproducirían y todo lo que depende de ellos se vería afectado.
Como afirma Kennedy, el fuego siempre es malo si prende en nuestro jardín, pero puede ser muy bueno para los bosques y para los animales que viven en él.
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