Con el auge del interés por la astronomía se ha empezado a comercializar el espacio, ofreciendo la posibilidad de poner nombre a un planeta, estrella o cualquier objeto estelar pagando por ello. Aunque son muchos los astros con nombres comprados, es pagar en balde, en realidad, es un timo.
Desde la Unión Astronómica Internacional (IAU, por su nombre en inglés) advierten que esta práctica, además de no estar reconocida internacionalmente, atenta contra el espíritu de libertad del espacio, que pertenece a todos. Lucrándose de ello se alimenta la privatización de un área que no está bajo la posesión de nadie.
Desde esta misma asociación aseguran que esta acción no tiene ningún reconocimiento oficial, es decir, un nombre comprado no aparece en ningún mapa, simplemente creará confusión a la hora de localizar un objeto espacial.
La IAU es la encargada de establecer las normas generales para nombrar los descubrimientos en el espacio, y denominarlos por igual a escala mundial, poniendo de acuerdo a científicos, educadores y el público general.
Solo los científicos de la IAU dan nombres oficiales a planetas, estrellas, anillos y demás objetos, pero, en ocasiones, se permite al público participar en la elección de la nomenclatura y que los particulares hagan sus propuestas.
Otra opción que tenemos los ciudadanos para intentar que el nombre que queremos tenga una relevancia en el mundo de la astronomía, es meter en un banco de nombres de la IAU nuestra proposición, y esperar a que algún día sea la opción ganadora.
fuente
pondré mi proposición , tal vez en un futuro aparezca un créter con mi nombre ..quedaría bien ..