Una fotografía tiene dos dimensiones, pero a través de la composición y el foco puede dar la percepción de profundidad, e incluso de tiempo. Los grandes fotógrafos se las arreglan para engañar al ojo y jugar con las leyes del espacio. Las mejores imágenes son aquellas que te hacen sentir que puedes dar un paso más allá y sentir en la cara el aire de ese mundo que está del otro lado.
Estas nuevas fotos, tomadas en locaciones en China, Indonesia y Bali, muestran el cambio de la luz desde el amanecer hasta el ocaso a través de rayos angulares y círculos concéntricos que brillan trémulamente mientras el tiempo pasa.
Podemos pensar que estas fotos muestran una fuga hacia el horizonte en distintos tiempos, pero también podríamos pensar que todos esos tiempos se conjugan en un mismo espacio. Imagina ese lugar improbable en que todas las horas del día coexisten, en que en el onceavo piso del edificio donde trabajas se puede ver el amanecer mientras que tres pisos abajo aún es de noche. O una ciudad en que cada barrio vive un tiempo distinto, en que el tono de la luz cambia con sólo cruzar la calle y en la que en cualquier minuto puedes decidir si se te antoja armar un picnic de mediodía o cenar a la luz de las velas.
Puedes ver el resto de la serie aquí.