nuestros límites..

Una caravana que iba por el desierto se detuvo cuando empezaba a caer la noche.

Un muchacho, encargado de atar a los camellos, se dirigió al guía y le dijo:

-Señor, tenemos un problema. Hay que atar a veinte camellos y sólo tengo diecinueve cuerdas. ¿Qué hago?

-Bueno -dijo el guía-, en realidad los camellos no son muy lúcidos. Ve donde está el camello sin cuerda y haz como que lo atas. El se va a creer que lo estás atando y se va a quedar quieto.

El muchacho así lo hizo. A la mañana siguiente, cuando la caravana se puso en marcha, todos los camellos avanzaron en fila. Todos menos uno.

-Señor, hay un camello que no sigue a la caravana.

-¿Es el que no ataste ayer porque no tenías soga?

-Sí ¿cómo lo sabe?

-No importa. Ve y haz como que lo desatas, si no va a creer que siguen atado. Y si lo sigue creyendo no caminará.

Porque o bien los camellos son muy humanos o nosotros somos un poco camellos. Porque alguna de nuestras reacciones muy naturales se parecen muy mucho a las de ese camello sin atar (y no me refiero a las de aquellos que estan locos de atar, no).

Por ejemplo, ¿en que consiste el efecto placebo? En hacer creer al enfermo que se le ha dado un medicamento que puede curarlo. A veces surte efecto. De hecho, uno de los procedimientos de prueba de eficacia de tecnicas medicas y de tratamiento con medicamentos incluye que un porcentaje de los enfermos a los que se somete a tratamiento reciben un medicamento falso. Por ejemplo, una inyeccion de agua o de otro producto inocuo.

Un saludo, amiga Adara.

completamente de acuerdo..!!!

los límites no los impone la realidad, sino nuestras propias creencias..