Adobo para carnes
Este es un adobo que utilizamos en casa desde hace mucho. Las carnes adobadas de tienda, nos parece que llevan poco “aroma” y demasiado pimentón.
No os va quedar, por tanto, con ese color naranja o rojo fuerte que presentan en los comercios, pero os aseguro que de sabor os va a parecer mucho más rico.
Se pueden adobar así piezas diversas del cerdo, como panceta, cinta de lomo, costillas, e incluso alitas de pollo, magro de cordero para pinchos morunos, o lo que os apetezca.
Para contaros el proceso, he utilizado medio kilo de panceta fresca. Las cantidades que indico corresponden a una pieza de ese peso.
Cuando hablo generalmente de “cucharaditas” me refiero a cucharas de postre, y cuando me refiero a “cucharadas”, se trata de cucharas de sopa, jeje, aclaro.
Prepararemos los siguientes aromáticos:
Unos clavos de olor, unas bolas de pimienta negra, una cucharadita de tomillo (o cualquier otra hierba, como orégano, romero, etc, la que nos guste), y otra de cominos, da igual enteros que molidos, porque se va a majar todo.
Lo machacaremos en el mortero junto a tres dientes de ajo y una cucharadita de sal, hasta formar una pasta.
Añadiremos una cucharada de pimentón dulce y un vaso de aceite, y mezclaremos.
Ya tenemos el adobo preparado, y sumergiremos la pieza en él durante un día, dándole la vuelta de vez en cuando para que se impregne bien por todas partes.
Después, sin ningún complejo, lavaremos con agua la pieza bajo el grifo, y la secaremos, bien con celulosa de cocina, bien con un paño al uso.
Ya tenemos nuestra pieza adobada, lista para cocinar.
Como veis, el color no es tan fuerte como el que tienen las piezas compradas en tienda, pero los sabores son mucho más agradables y pronunciados.
Un truco para cuando queramos cortar la pieza en lonchas finas.
La envolvemos en plástico y la introducimos en el congelador durante una hora.
La pieza se habrá endureció parcialmente, pero nos permitirá lonchearla con precisión.
Bueno… me disculpáis un ratito, ejem ejem…