Desde el 16 y hasta el 25 de abril, tanto en el hemisferio sur como en el hemisferio norte se podrá observar la
lluvia de estrellas de las Líridas. Los meteoros de esta lluvia, cuyo número es impredecible pero que suelen ser brillantes, proceden de
las partículas diminutas de hielo y rocas que deja en el espacio en su viaje alrededor del Sol el cometa C/1861 G1 o
"Thatcher", descubierto en el año 186. Dicho cometa emplea en girar en
torno al Sol 415 años aproximadamente, por lo que es considerado de
largo período. La última y máxima aproximación del cometa con respecto a
la Tierra ocurrió el 5 de mayo de 1861. Los meteoros, son del tamaño de
un grano de arena, de una lenteja o un garbanzo en el mejor de los
casos, aunque puede darse el caso de partículas mayores, que alcanzarían
un brillo más intenso que el planeta Venus, el objeto celeste que más
luce en el cielo tras el Sol y la Luna. El
número de meteoros por hora alcanza una media de 18, aunque en ocasiones llegan a 200, como ocurrió en 1982, según explica la Asociación Astronómica de España.
Los meteoros de las Líridas entran en nuestra atmósfera a unos 49 km/s o, lo que es lo mismo, a
175.000 km/h.
Se hacen visibles en una primera toma de contacto con la atmósfera a
100 km de altura, y suelen desaparecer cuando alcanzan los 50 km de
altura. En 2013, la lluvia de las Líridas alcanzará su
máxima actividad la noche del 22 al 23 de abril.
Existen más de 150 lluvias de meteoros al cabo del año. Los nombres de
estas lluvias proceden, con frecuencia, de la constelación de donde
parten los meteoros: las Acuáridas, que nacen en la constelación de
Acuario; las Cígnidas, cuyo origen es la constelación del Cisne; y las
Líridas, procedentes de la constelación de la Lira.
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