Traté con Antonia durante tres veranos, cuando aún vivía su hermana, e iban juntas a todas partes. Su hermana estaba mayor y delicada, y no había verano que no se dieran compañía y ayuda. Cuando ella falleció, Antonia perdió mucha salud, yo creo que se quedó sin energía.
La conocí sin maquillajes, sin joyas, sin puros encendidos. Ella misma me admitía que el 80% de la Sara que se ve, es solamente imagen y automarketing. Quería trascender así, aunque pareciera un poco tonta. Decía que Marylin también lo parecía, y fíjate dónde llegó.
Me quedo con la entrega a sus hijos, a los que necesitaba tener ubicados continuamente. Con el amor a su hermana, con el respeto con el que siempre habló de sus parejas (podrían aprender muchas de eso), y con el gran sentido del humor que tenía, y con la manía que tenía de sonreír y saludar a todo el mundo, aunque no la dijeran nada, solamente la miraran por la calle.
Descansa en paz, Antonia.