Admin Adara
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 | Tema: La pared de Roberto..  Miér Oct 24, 2012 7:36 pm | |
| Al pie del Roque de los Muchachos, dominando una de las impresionantes
crestas de la Caldera de Taburiente se encuentra una pared de basalto.
Las voces del pueblo palmero cuentan que esta muralla fue levantada en
una sola noche por el diablo -al que, en muchas historias de la isla de La Palma llaman Roberto- dejando incomunicado el antiguo camino que unía las localidades de Santa Cruz de La Palma y Garafía. Los viejos de la isla cuentan que un joven de Tagaragre (otros dicen que de Tijarafe)
tenía relaciones secretas con una bonita joven de la zona de la
Caldera, pero Roberto, envidioso de aquellas relaciones, en una noche
fría, brumosa y de una oscuridad impenetrable que sólo dejaba pasar las
diabólicas carcajadas del diablo, levantó una inmensa pared de piedra
volcánica en medio del camino que recorrían cada día los jóvenes amantes
para acudir a su encuentro.
Una noche en la que los jóvenes acudían al encuentro amoroso se vieron
sorprendidos, uno a cada lado, por la pared de Roberto. El joven pastor
intentó escalar el muro agarrándose a los salientes y oquedades del
muro. Lo intentó una y otra vez, pero fue inútil, no consiguió su
propósito de pasar al otro lado.
Finalmente, consternado y desesperado, decidió entregar su alma al
diablo si éste le permitía atravesar la pared, ya que así podría estar
con su amante, y le gritó: “¡Va el alma, por pasar!”. Roberto, el diablo, no hizo caso, así que el cabrero volvió a gritar: “¡Va el alma por pasar!”. Pero tampoco hubo respuesta del maligno. Así que el joven decidió entregar también su cuerpo y volvió a gritar. “¡Va el alma y el cuerpo, por pasar!”.
En ese momento, la pared enrojeció y de la tierra fluyeron materiales
ardientes y llamaradas infernales. Una incandescente bola de fuego
formada por el material salido del Abismo atravesó la pared, arrastró
con ella al abatido joven y juntos rodaron hasta el fondo de la Caldera
de Taburiente, miles de metros más abajo.
Cuentan que al día siguiente la doncella apareció muerta vencida por la
soledad, el frío y la pena. Los pastores la enterraron en el Roque de
los Muchachos y sobre las piedras, bajo las cuales descansa para
siempre, empezaron a salir los pensamientos de la cumbre, la Viola
palmensis, cuyas flores, según la tradición y la leyenda, copió el color
azul de los ojos de la joven. El cuerpo del chico se convirtió en una
gran roca en forma de palmera en el fondo de la Caldera.
La pared a la que se refiere esta leyenda puede verse hoy partida en dos mitades con un hueco por donde discurre un camino. | |
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